Originaria de Argentina, Daniela Spalla encontró en la música su refugio y su pasión. Lo que comenzó como un juego infantil cantando para los sillones de su casa en Córdoba, con el tiempo se transformó en una vocación inquebrantable con la que se ha ganado la vida y para la que tuvo que atravesar fronteras en busca de sueños que ya ha cumplido y otros aún por cumplir.
Así comenzó el sueño de Daniela Spalla
Desde temprana edad, Daniela Spalla mostró una conexión profunda con la música. A los cuatro años, comenzó a cantar de forma recurrente en su casa, lo que comenzó como un juego se ha convertido en una consolidada trayectoria.
“Empieza como un juego, un juego que era muy recurrente, me gustaba cantar en la sala de mi casa, les cantaba a los sillones; ese era mi público. Recuerdo que sacaba los vestidos de mi mamá para vestirme, y mi mamá se enojaba porque me decía que esos eran para los cumpleaños y los ensuciaba en el día a día.
“Yo cantaba encima de discos, hay una gran cantante argentina que se llama Valeria Lynch y mi papá tenía discos de ella; me encantaba su voz y me cantaba de principio a fin todos sus discos”, recordó.
Un detonante en la trayectoria que ha forjado fue la televisión musical, que mostraban la vida detrás de cámaras de los artistas. Para Spalla, esa visión más humana de las estrellas de la música cambió su perspectiva, mostrándole que ser cantante era más que un sueño inalcanzable.
“Fue viendo MTV, porque ahí había muchos programas que mostraban el detrás de escenas, la vida de los artistas mientras hacían su gira de promoción o mientras grababan un videoclip, se les veía como seres humanos teniendo un trabajo.
“Ahí me di cuenta de que era eso finalmente, un trabajo, no era un sueño intangible, entonces decidí que yo también quería tener ese trabajo”, mencionó.
Pasión por la música
Con el tiempo, su pasión por la música se consolidó. A medida que crecía, Daniela empezó a tomar clases de guitarra y a participar en concursos musicales. Aunque en su ciudad natal, Córdoba, Argentina, no existía una carrera específica para cantantes como ella lo deseaba, su convicción por dedicarse profesionalmente a la música no titubeó.
“Fui creciendo y eso seguía ahí presente, comencé a tomar clases de guitarra, a participar en concursos y, cuando era adolescente, empecé a ver que podía hacer una carrera de cantante, así como hay ingenierías o medicina.
“Era curioso porque en Córdoba no había una carrera como tal, había carreras de música; pero más sinfónico. Mis papás siempre me apoyaron, se dieron cuenta de que tenía una vocación muy fuerte por la música, pero además, me la tomaba en serio y era muy rigurosa con mis entrenamientos”, compartió.
Buscando su camino en la música, Spalla ingresó a una escuela de música popular en Córdoba. Sin embargo, después de dos años de estudios formales, decidió seguir su propio ritmo, sintiéndose más cómoda aprendiendo de manera autodidacta.
“Había una escuela de música popular, que no era la universidad, era una escuela con carreras, pero no tenían título de grado. Me metí a estudiar ahí e hice dos años, después sentí que estaba más cómoda estudiando yo sola.
“Estaba estudiando piano, me sentía muy atrasada porque me daban un montón de conceptos que yo entendía, pero que no podía tocar. Supe que necesitaba aprender canciones clásicas, como de los Beatles, y me puse sola a hacerlo”, comentó.
Paralelamente, estaba grabando un disco de jazz, para cuando terminó ese proyecto, decidió mudarse a Buenos Aires, donde continuó retomando las lecciones. Los primeros desafíos en la industria llegaron pronto. Recién salida de la preparatoria, Daniela conoció a personas en Córdoba que aparentaban ofrecerle oportunidades que terminaron siendo grandes lecciones dentro de la industria musical.
“Apenas estaba saliendo de la preparatoria y conocí gente en Córdoba que parecía que me estaba dando oportunidades, pero al final era gente manipuladora. Me hacían sentir culpable de la corta edad que tenía, como que estaba mal ser chica; ahora lo que daría por volver a tener esa edad.
“Fue una persona en particular, era un viejo de 50 años que quería que cantara la música que a él le gustaba, y yo tenía 17. Lo que yo quería cantar estaba mal visto para él, y me dejé influenciar mucho. Para mí, eso al final no fue una oportunidad, solo una experiencia de la que aprendí mucho para el futuro”, apuntó.
Tras dicha experiencia, Spalla compartió que su gran lección fue la necesidad de rodearse de personas de su misma edad, que compartieran sus experiencias y tropiezos juveniles.
“Es muy importante también rodearte de gente de tu edad; esa falta de experiencia de la juventud no está mal, es lo que es. Eso nos toca a todos, y el poder compartirlo con gente que vive también ese aprendizaje, ese tropezar, es también enriquecedor y rescata la frescura de esa época. Aprendí eso: el tratar de mantenerme muy conectada con mi generación”, señaló.
Rompiendo fronteras
Su carrera dio un giro decisivo en 2010, cuando tuvo su primer contacto con México. La conexión llegó a través de Ximena Sariñana, con quien se conoció en la plataforma MySpace. coincidiendo en Argentina luego de que la artista mexicana fuera a grabar su primer disco “Mediocre”.
“Ese disco lo fue a grabar a Argentina y un músico que estaba en conmigo grabó con ella. Él me habló de eso, la busqué, comenzamos a hablar y comenzó una amistad. Un día, ella vino a colaborar conmigo para un EP que saqué, me habló de unos shows que tenía, se había quedado sin tecladista y me invitó a tocar, a quedarme unos meses en México y presentar mi EP.
“Me quedé en casa de su familia, la pasé increíble y ahí se me abrieron oportunidades que, hasta el momento, en Buenos Aires no se me habían abierto de una manera tan clara”, comentó.
Gracias a esta amistad, Spalla fue invitada a colaborar en varios proyectos, lo que eventualmente la llevó a tocar en México y a establecerse en el país en 2013. La mudanza a la Ciudad de México se convirtió en un nuevo comienzo, lleno de desafíos y oportunidades.
“Yo regreso a finales de 2010, entonces todo 2011 y 2012 estuve grabando el disco que después vine a lanzar en México. Estuve en Buenos Aires sabiendo que eventualmente me iba a mudar a la Ciudad de México. Cuando llegué acá, sentía que había muchas cosas por hacer: conocer cuál era mi camino, la industria, la escena, comencé a hacer amigos.
“Después estuve un tiempo trabajando independiente, ahí aprendí muchas cosas porque sentía esa responsabilidad de que era yo para demostrarme a mí misma que lo podía hacer. “Fue cuando empecé a acelerar mi carrera, hice una gira y creo que ordené el camino para dar pasos más certeros”, comentó.
Consolidando anhelos y persiguiendo nuevos
Los primeros años de su carrera en México fueron de crecimiento y autogestión. Trabajando de manera independiente, Spalla organizó su primera gira y comenzó a tocar en lugares emblemáticos como el Foro Landó en Toluca, expandiendo su presencia fuera de la Ciudad de México.
“Esa primera gira que yo armé de manera independiente, después de la ruptura con el equipo anterior, a los pocos días recuerdo que me levanté lista para trabajar y hacer esa gira que quería. La primera fecha fue en Toluca, en Foro Landó.
“Esa vez incluso fue mi primera fecha vendiendo boletos al interior de la República, porque recuerdo que esos primeros años que llegué a México solo había tocado en Ciudad de México. Hice algunos festivales como Pa’l Norte, pero no un show solamente mío, no lo había hecho fuera”, recordó.
Con el tiempo, Daniela encontró su propia voz artística en México, tanto en el sonido como en la letra de sus canciones. La calidez y el modo de expresarse de los mexicanos comenzaron a influir en sus composiciones, llevándola a conectar de manera más profunda con su audiencia.
“Una vez que me desvinculé de esta persona que mencionaba y me mudé a Buenos Aires, comencé a explorar mi música, comencé a componer, a encontrar algo para decir, mi voz, pero cuando llegué a México; a los 2 o 3 años de estar aquí, comencé a sentir esa influencia de las palabras y de cómo la gente se expresa, que yo siento que es muy cálida.
“Eso lo comencé a meter en las letras, y ahí fue cuando comencé a conectar con la gente”, compartió.
Su música, descrita como romántica y melódica, floreció cuando dejó de contener esos impulsos líricos y se permitió explorar completamente su esencia artística.
“Mi sonido es muy romántico, es algo que lo descubrí acá y cuando me amigué con eso, mi música floreció. Al principio, las cosas románticas que me salían trataba de frenarlas o contenerlas con sonidos un poco más oscuros, cuando me di cuenta de que la esencia de mis canciones era principalmente romántica, melódica, y lo dejé ser, cambiaron las cosas, que fue con el disco Camas separadas”, dijo.
Hoy en día, Spalla sigue soñando en grande. Si bien tocar en el Auditorio Nacional fue uno de sus hitos más importantes, su mirada está puesta en metas aún mayores, como presentarse en el Foro Sol. Para ella, cada logro es la suma de años de esfuerzo y dedicación, y confía en que, paso a paso, seguirá alcanzando nuevas cimas en su carrera musical.
“Un sueño grande que tengo es tocar en el Foro Sol, así como hace unos años el Auditorio Nacional era un sueño grande. Obviamente sigue siendo un sueño porque es un recinto muy especial, con una energía increíble, pero sí está eso de algún día llegar al Foro Sol, aunque ya no se llama Foro Sol.
“Hay que seguir trabajando, haciendo canciones, conectando con mi público, evolucionando. Recuerdo que cuando hice el Auditorio, en febrero de este año, me desperté y pensé que eso no era resultado del último disco, sino de todos los discos. Confío en esa sumatoria de cosas que después resultan en estos hitos”, concluyó la cantante, que, a través de la convicción, talento, trabajo y pasión, ha sido muestra que las fronteras no son un límite para alcanzar los sueños.
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Daniela Spalla aún tiene sueños por cumplir, entre ellos presentarse algún día con su discografía en el Foro Sol de la Ciudad de México. Foto. Emilio Varela