Desde que tengo uso de razón los fines de semana en mi vida han estado dedicados al descubrimiento de lugares, tal vez por esta eterna negación de la teoría de que la tierra sea plana y un poco por comprobar las teorías en las cuales se dice que, si caminamos lo suficiente, algún día volveremos a encontrarnos con aquellos que amamos y que hemos dejado de ver por falta de vida o exceso de muerte.
Cuando era pequeña esperaba con mucha emoción el viernes que significaba el termino de la semana laboral y el inicio de la vida real, mi mamá en casa, mis hermanos levantados tempranito, mis primas yéndose a su casa y mi familia nuclear en pleno, ir al mercado y a buscar nuevos lugares para desayunar, llegar a casa, acomodar las compras para los días venideros y hacer plan. Todo iniciaba con un “¿A dónde quieren ir?” Era cerrar los ojos y abrirlos en universos paralelos, un museo, una antojería, una plaza, el zócalo para ver a “los Concheros”, el museo del Templo Mayor, Radio Educación, una obra de teatro, tal vez el Holiday on Ice, mi madre siempre sorprendente.
Siempre con una sonrisa, un plan, un nuevo reto. Mucho tiempo creí que mi vocación de saltimbanqui provenía de mi padre. ¡Mentira vil! Soy Gestora y Promotora Cultural gracias a mi Glorita preciosa, a mi pedacito de cielo en la tierra, mi Diosita Personal. Dispuesta a hacer milagros y a cumplir nuestros sueños. Hoy me pregunto, cómo lo lograba, ser una madre presente, una profesionista exitosa y una mujer impresionante…
De ahí mi vocación de llevar siempre a los Tres Mosqueteros a descubrir lugares apasionantes, el día de ayer no fue la excepción. Levantarnos tempranito, tomar un café, salir corriendo para solicitar la sesión psicológica en mi clínica del ISSEMYM y prepararme para sumergir mis desconfianzas en el océano de la terapia, – tengo mis dudas, ya se verá a dónde me llevan, – agradecer a Mary – la persona encargada de agendarme en la Clínica Lázaro Cárdenas, con la mejor actitud de un servidor público en sábado, – y poder decir ahora sí: “¡Chavos, vámonos a Metepec!” Ver sus caritas con sonrisa de oreja a oreja, caminar las calles que conocí tan bien de 2016 a 2019, mientras trabajaba en el municipio. Permitir que el hambre haga su labor y encaminar los pasos hacia Los Portalitos ubicados en la Plaza Juárez, frente a la Presidencia Municipal.
Caminar y recibir invitaciones de todos los espacios gastronómicos de ese lugar. Sentir indecisión y entonces decidir entrar al Bistro Art, Restaurant y Café, por una razón fundamental: la mujer que invita es una señora madura, que blandiendo la carta te invita diciéndote con qué desayunos cuentan y cerrando con un broche de oro imposible de despreciar: “Uy, nuestros desayunos son deliciosos, con juguito de guayaba, cafecito, fruta de temporada. Y tenemos el Desayuno Americano, es el más vendido porque trae hot-cakes, huevitos al gusto y tiras de tocino…” Nadie puede resistirse a su invitación, entramos y descubrimos un espacio familiar, – solía venir durante los Festivales Internacionales de Arte y Cultura Quimera, – nos traen la carta y la petición es unánime, juguitos de guayaba, cafés americanos y Desayunos Americanos. Se nota el gusto con el que se cocinan los alimentos, como si fueran a ser devorados por las manos que los preparan.
Comer, restaurarse, platicar y olvidarse del mundo y sus entuertos y retortijones. Llamar a Patty Maawad y hacerle preguntas sobre el evento de Presentación de “Mejicanos en el espacio,” del maestro Carlos Olvera que se llevará a cabo el 20 de julio en el Centro Tolzú, – ya les contaré la próxima semana, sin spoilear por ahora, – mientras el café americano vuelve todo más bonito.
Nos dejan comer sin interrupciones fuera de lugar, se acercan a preguntar en un par de ocasiones si algo nos falta y entonces decido saber, y comenzar la labor de preguntona, me entero de que este establecimiento nació en 2013, y acaba de cumplir once años, sobreviviendo literalmente a la pandemia, cuando una de sus integrantes estuvo a punto de morir por el COVICHO ASQUEROBICHO.
Bistro Art es propiedad de Paulina Tejeida González y Edgar Romo, bajo la inmejorable atención de Lucero Bedolla Nava, Camila González León y Mireya González León, me atrevo a recomendar este lugar para refugiarse en sábados y domingos de lluvia y de sol, comer con la familia o simplemente sentarse en las mesas de afuera para disfrutar de Metepec y crear los recuerdos que compartiremos algún día con los nietos o los perrhijos de nuestros hijos…
¿A dónde van cuando quieren irse del mundo, pero mantenerse alcanzables?
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