¿Qué es ser una heroína? ¿Cómo se define?
Lo pregunto porque resulta gracioso que, al buscar héroe, el resultado sea: Persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor, pero si se busca heroína la respuesta es:
Mujer ilustre y famosa por sus grandes hechos, sin ganas de entrar en polémicas innecesarias, pareciera que las mujeres somos ilustres y famosas, pero no realizamos hazañas extraordinarias ni llenas de valor…
Pues, ¿qué creen? El Poder Judicial del Estado de México, como parte de las actividades que ha programado rumbo al festejo de su Bicentenario, y por medio del Archivo Histórico, presentó durante los días 13 y 14 de septiembre el montaje teatral Heroínas de la Independencia de México, un homenaje a algunas de las mujeres que desde su entorno contribuyeron a la independencia de nuestra nación, movimiento iniciado en 1810 y consumado en 1821, con la entrada triunfal del Ejército Trigarante en la Ciudad de México.
Todo inicia con la escenificación de un momento decisivo en la vida de Josefa Ortiz de Domínguez, quien cuenta su vida, su paso por el Colegio de las Vizcaínas y su enamoramiento de Miguel Domínguez, además de su participación en las conspiraciones disfrazadas de fiestas en la casa de su esposo, en las que conoció a Ignacio Allende y Miguel Hidalgo y cómo el descubrimiento de las conspiraciones fue la mecha que desató la guerra de independencia, en la que también participaron:
María Ignacia – La Güera – Rodríguez, acusada de revolucionaria, patrocinadora del movimiento de Miguel Hidalgo y clara instigadora para que Agustín de Iturbide se convirtiera en libertador de los Estados Unidos Mexicanos, – mejor conocidos por nosotros como México lindo y querido – poniendo en riesgo su patrimonio, su vida y su reputación, que fue escrutada y mancillada por las voces de aquel entonces, llegando hasta a ser juzgada por el Tribunal del Santo Oficio, gracias a los chismes de los vecinos sin quehacer.
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Mención aparte merece Mariana Rodríguez del Toro, quien asistía a las tertulias de esa época, y que al enterarse de que Hidalgo, Allende y varios insurgentes fueron detenidos, organizó un plan para capturar al Virrey Francisco Xavier Venegas, a fin de negociar su liberación y el reconocimiento de independencia.
La madre dulcísima de la Patria Doña Leona Vicario es sin lugar a dudas una de las figuras más destacadas de esa época, cuya pasión fue buscar la libertad e independizar a México de España, por lo que convenció a jóvenes de unirse a las filas y sirvió de enlace entre los jefes insurgentes, sin temor alguno, con el valor siempre por delante y con una férrea pasión por la justicia a toda prueba.
La puesta también rescata la figura de Antonia Nava de Catalán, soldada de la patria que se sumó a la batalla dirigida por el general José María Morelos, reclutando a mujeres para que sirvieran como cocineras y guías. El 27 de septiembre de 1827 entró triunfante a la Ciudad de México, en medio del Ejército Trigarante.
La Heroína de Huichapan, Altagracia Mercado, con sus propios recursos formó un pequeño ejército que combatió a los españoles en varias ocasiones. Fue capturada y un general realista decidió perdonarle la vida, y condenarla a trabajos forzados, – así de generoso – mientras le decía “una mujer como tú no merece morir,” obviamente impresionado por su fortalez.
Manuela Medina, indígena de Taxco, mejor conocida como “La Capitana” participó en la toma del puerto de Acapulco y en la rendición del fuerte de San Diego.
Cabe mencionar que ambas funciones estuvieron pletóricas de asistentes que aplaudieron de principio a fin.
Recomendaría que obras como esta sean presentadas en centros escolares, ya que rescatan la historia de nuestra nación existe urgencia de generar referentes de valía para las niñas y mujeres mexicanas.
Mientras tanto: ¡Qué viva México y ojalá que viva bien!
Los leo en @PalomaCuevasR