Desde hace muchos años, lustros, décadas, siglos las cosas no están bien. Las sociedades no están bien. La humanidad no está bien. Las oleadas de violencia no están bien. Vivir así no está bien. No es vivir, es sobrevivencia, en modo guerra. NO ESTÁ BIEN. No está bien. no está bien. NO ESTÁ BIEN.
¿Cuándo nos enteramos? ¿Cuándo nos dimos cuenta? Para mí, desde siempre, esta intuición de saber que vivir con miedo no es vivir, que callar y mirar pa’bajo no es correcto.
Tendría tal vez tres o cuatro años, veíamos una película, una mamá abnegada – yo ni sabía qué era ser abnegada – Marga López, Libertad Lamarque, Sara García, ¡da igual! Una representación más de la vida al interior de una “familia mexicana” – como si la familia mexicana fuera una sola, – “la familia mexicana”, la que nos han hecho creer tradicionalmente que es “la buena”, con un papá, una mamá, unos hijitos, un perro y un buzón a la entrada de una casa de interés social. Esas casas donde ocurren todo tipo de vejaciones y abusos sin recato, malos tratos, gritos, resultados de un sistema patriarcal completamente opresor. ¿No estaban enterados? ¡Bienvenidos a la realidad! Esa que crea a los “monstruos” a los que luego cuando crecen y nos sorprenden desde sus niveles de maldad, alienamos, aislamos y les quitamos cualquier rasgo de seres humanos, esos crecen ahí, ahí se desarrollan.
Siempre he dicho desde mi espacio como mujer, como escritora y como activista que la única forma de frenar todo este terror es reeducar desde la familia. Que no habrá presupuesto ni políticas públicas que alcancen para erradicar la violencia, la violencia de género y mucho menos los feminicidios si no existe un cambio medular desde la primera estructura social que conocemos: LA FAMILIA.
El pasado viernes el Inmujeres lanzó la campaña nacional “Es tiempo de cambiar, dejemos el machismo, #SeamosDistintos” Ante un auditorio que se dio cita en el Palacio de correos con la anfitrionía de Rocío Bárcena, sus palabras fueron: “Nos sumamos a este esfuerzo para romper roles y paradigmas sociales y terminar con la masculinidad hegemónica que hace daño”. Mientras que Luz Beatriz Rosales de Esteva, de la Secretaría de Bienestar acotó: “buscamos generar la responsabilidad y el compromiso desde los hombres para la renuncia de todo tipo de violencia. A romper con el silencio del pacto patriarcal, pero sobre todo a reeducar desde los derechos humanos”.
Por su parte Nadine Gasman, ´presidenta de Inmujeres sentenció: “No vamos a cambiar si no entendemos que estamos en un sistema patriarcal que discrimina a las mujeres. Necesitamos no normalizar la violencia y más normalización de lo que queremos llegar a ser como sociedad. Queremos que se abra la conversación a este tema”.
De este lado, hago votos porque esta iniciativa dé los frutos que merecemos. Es momento de ser conscientes y de hacernos cargo, diciendo y actuando en consecuencia. Observemos las miles de microviolencias que permitimos y de las que somos partícipes: #SeamosDistintos