Nacido en Toluca y criado en la colonia Universidad, cerca del primer cuadro de la capital mexiquense, Joaquín Torres, se ha mantenido en constante migración motivado por su pasión y vocación hacia el periodismo. De la capital del estado a la capital del país y, luego, a una de las capitales del mundo, Nueva York, donde fue galardonado con el Emmy a mejor reportero multimedia.
Joaquín Torres, reconocido como mejor reportero multimedia
“Me llamó la atención el periodismo a finales de la secundaria o inicios de la preparatoria gracias al programa de TV Azteca, Los Protagonistas, que siempre se transmitía como a las 3:00 de la tarde. Entonces, a la salida de la escuela me iba corriendo y lo veía. Desde ahí me entró la pasión de querer contar las historias o de querer contar lo que pasaba alrededor. En ese momento me quedé con la idea en la mente: quería ser periodista”, recordó.
Joaquín, sabiendo que en México el ámbito laboral y académico estaba muy centralizado, comenzó a buscar caminos para lograr su sueño de trabajar en los medios.
En ese tiempo, también tuvo que enfrentar la incertidumbre económica. Su hermano mayor había decidido mudarse a Monterrey para continuar sus estudios, y su padre, consciente de la carga económica, le ofreció un trato: esperar un año a que su hermano terminara y, en ese tiempo, él podría financiarle la carrera que deseara.
“Ahí empecé a trabajar con un amigo que tenía un negocio de diseño gráfico, y fui aprendiendo a usar los programas de edición de video y también de fotografía. O sea, como que fueron mis primeros contactos con todo lo que es la edición digital, obviamente más rudimentaria de lo que es actualmente, pero ahí inicié antes de entrar a la universidad”.
Al llegar a la universidad, Joaquín encontró un mundo lleno de posibilidades. A pesar de no tener contactos previos en la industria, le llamó la atención la diversidad de especialidades dentro de la carrera de Comunicación, lo que le permitió explorar diferentes áreas y acercarse más a lo que realmente quería: contar historias.
“Lo que sucedió es que, cuando te dan los gafetes para prácticas, tienen una duración de seis meses. En mi caso, como mi gafete tenía tres meses más de vigencia, yo sabía que Alberto Lati tenía un programa los sábados. Sabía que él había estudiado en mi universidad y que el siguiente semestre, yo iba a ser el editor del periódico de la universidad.
“Entonces, fui a buscarlo y le expliqué que quería hacerle un perfil. Le hice la entrevista y le pregunté si había chance de ayudarle en su programa. Me dijo que le ayudara a escribir el guion. Obviamente, yo me emocioné. Todo fue voluntario y estuve casi un año sin recibir dinero”, comentó.
Las divisiones en la empresa y la llegada de un nuevo jefe de reporteros propiciaron su salida en el marco de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, meses después volvería a encontrar la oportunidad a través de un casting.
A lo largo de su tiempo en Televisa, Joaquín tuvo que aprender a navegar entre las dificultades que traía consigo el mundo de la televisión. Vivir en Toluca y tener que trasladarse hasta las instalaciones de Televisa en la Ciudad de México no era fácil.
“Empecé a trabajar con ellos y estuve en Televisa Chapultepec por seis años, donde aprendí muchísimo y crecí muchísimo. Aunque, la realidad es que, en aquel entonces, Televisa Deportes no te pagaba casi nada. Literal, mi sueldo real era de 3 mil pesos al mes, pero cuando ibas creciendo, te ponían transmisiones. Aun así, no era mucho.
Fue en 2014, en un momento de caos dentro de Televisa, cuando Joaquín tomó la decisión de dar un giro en su vida.
Había un caos tremendo por el ambiente que se vivía, y a mi hermano le ofrecieron trabajo en Nueva York. Con el tema económico y que, aparte, se venían los recortes (en Televisa), me propuso irme a estudiar inglés y hacer un diplomado en Sport Business. Así fue como empecé la transición”, comentó.
Al llegar a Nueva York, Joaquín vivió una mezcla de emociones. Por un lado, experimentaba la tristeza de ver cómo su carrera en la televisión mexicana se desmoronaba pero, por otro, estaba rodeado de una ciudad llena de oportunidades.
“Después de terminar mis cursos, tomé un diplomado de periodismo, pero se acabó mi visa. Regresé a Toluca y, en ese lapso, apliqué a una maestría en la ciudad de Nueva York, que yo no sabía, pero como es una ciudad migrante, tiene muchas becas para personas de otros países.
En una cuestión algo religiosa, yo pedí una señal a Dios: que, si era para mí, permitiera que me aceptaran con una beca de más del 70%. Recibí un correo donde me informaban que fui aceptado con una beca del 60%. Pensé que así sería más fácil obtener una beca con Conacyt, pero ahí me la negaron. En el estado también había una beca; en 2009 había ganado un premio a la juventud. Creí que eso me iba a ayudar, pero también me la negaron por algo pequeño, y pensé en ya no tomarla”, mencionó.
Un mes antes de comenzar el ciclo escolar, cuando pensaba que el camino había terminado, recibió un correo que le ofrecía una nueva opción: una maestría en periodismo bilingüe. Según el mensaje, su perfil encajaba con los requisitos del programa, y si decidía hacer el cambio, le sumarían un 15% extra a la beca.
Fue así que en 2016, Joaquín comenzó su maestría en periodismo, con un enfoque bilingüe que le permitió aprovechar al máximo las oportunidades que le ofrecía la ciudad y la universidad CUNY.
Enfrentó precariedad, sacrificios y rechazo, pero su pasión por el periodismo lo llevó de la capital mexiquense al Emmy en Nueva York
“La universidad tiene muy buenos contactos. Solo fueron tres semestres de la maestría y, en el segundo semestre, era obligación hacer unas prácticas, y eran pagadas. Yo me tuve que regresar a México porque fueron los últimos meses de vida de mi papá.
Cuando terminó el último semestre, gracias a esto, en una feria de trabajo, fue el director de New York 1, que es Spectrum, la cablera más importante de Estados Unidos. Cuando terminé la carrera, empecé a trabajar con ellos. La ventaja de esta maestría es que te daban 3 años de trabajo”
La figura del reportero multimedia comenzaba a utilizarse, de hecho, fue el primero en hacerlo para New York 1, por lo que fue reasignado en las calles de Brooklyn, uno de los barrios más representativos de la ciudad.
“Mi jefe me dijo que había que ganarle a Univisión y a Telemundo, que son las competencias en español, y me mandaron como reportero multimedia a Brooklyn, por lo que me tuve que ir a vivir ahí, a Sunset Park, una comunidad donde viven muchos mexicanos, y desde ahí comencé a reportar.
“Comencé a hacer microperiodismo, pero con historias que se fueron agrandando porque al lado había una colonia árabe, entonces había latinos o mexicanos que se estaban convirtiendo al islam. También había una colonia china y, cuando comenzó el COVID, realicé la nota. A las dos semanas, Nueva York reportó el primer contagio”
Mientras continuaba su trabajo en New York 1, su enfoque y compromiso lo llevaron a un nuevo nivel. Tras un par de años, se mudó a Univisión, donde su carrera alcanzó nuevas alturas. El cambio de canal le permitió consolidarse como un reportero multimedia de renombre, su labor ya había sido reconocida con una nominación a los Premios Emmy, pero fue este 2024 cuando se consagró como mejor reportero multimedia.
Mirando hacia el futuro, Joaquín Torres se ve avanzando aún más. Su sueño ahora es alcanzar un reconocimiento internacional por su trabajo, pero más allá de los premios, lo que más anhela es seguir creciendo como periodista y hacer que la voz de los latinos en Estados Unidos tenga un peso aún mayor en los medios de comunicación.
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