De Vladimir y Leticia…

Las expresiones comportamentales de la sexualidad definen las formas en que las personas manifestamos nuestra sexualidad. Pueden ser eróticas o no eróticas, dependiendo de si existe o no evidencia de excitación.

Ciertas prácticas pueden tacharse de perversas, siendo parte del catálogo de conductas para sentir placer.

Tuve el gusto de asistir por invitación de Penguin Random House a la conferencia de prensa en donde se dio a conocer a la ganadora del Premio Lumen de Novela 2023, al que fueron presentados 407 manuscritos, y en donde el jurado declaró a Vladimir, de la autoría de la argentina Leticia Martin, obra ganadora por mayoría.

Vladimir es en palabras del jurado: “una novela polémica sobre los límites del deseo y las relaciones de poder.”

Dicho premio está dotado con 30,000 euros y la publicación de la obra en todo el territorio de habla española.

El jurado, compuesto por las escritoras Ángeles González-Sinde, Luna Miguel y Clara Obligado, la directora de la librería Rafael Alberti (Madrid), Lola Larumbe, y la directora literaria de Lumen, María Fasce.

El tema del deseo, desde la diferencia de edades siempre ha generado interés en la sociedad que generalmente es permisiva cuando ocurre de un hombre hacia una mujer, – costumbres machistas desde el andamiaje del patriarcado- siempre y cuando no sea una niña, ¡eso sería escandaloso! Y para probarlo baste revisar usos y costumbres y la historia de nuestras abuelas.

Y es cuando el arte, – la literatura – retrata al mundo que el escándalo crece, recordemos los cuatro editores que dijeron NO antes de que Lolita, obra cumbre de Vladimir Nabokov fuera publicada en París en 1955. Pues Vladimir, – que a todas luces es un guiño al Nabokov – será publicada el próximo 7 de septiembre y podrá ser adquirida en todos los países de habla hispana, dando un interesante giro a esta situación en la que los roles se invierten y es una mujer cuyo objeto de deseo es un hombre mucho menor. 

El jurado ha destacado: «La atracción y seducción de un hombre maduro hacia una mujer joven ha sido representada muchas veces en la literatura, pero el deseo de una mujer madura hacia un joven, no. Vladimir apuesta por una lectura de Lolita en clave femenina en el contexto de un mundo que se apaga. Con gran tensión narrativa y un estilo acerado, Leticia Martin ha escrito una novela polémica sobre los límites del deseo y las relaciones de poder».

Leticia Martin menciona que Vladimir realiza también una advertencia sobre “llegar a los límites de lo humano y con el miedo de que nuestra vida esté dependiendo de la tecnología. Nos estamos haciendo depender como humanidad.”

Al preguntarle, en qué radica la peligrosidad de rendirse al instinto del deseo dijo: “es una lucha en verdad, no se quiere rendir, se discute con algo que no está resuelto y a fin de cuentas es algo muy humano, al estilo de tengo hambre y no quiero comer, tengo sed y no quiero beber, es a fin de cuentas ir contra lo que nos define como seres humanos.”

En cuanto al cuestionamiento de cómo evita caer en clichés respondió: “No pienso mucho en eso, trato de no ser complaciente con el lector, me parece que tengo que escribir lo que estoy pensando y que no tengo que ser tan cuidadosa con el lenguaje, no estoy consciente de ello.

“En cuanto a los personajes, me fui a buscar a lo más oscuro de mi propia humanidad, por momentos miré a mi hijo adolescente y pensé cómo serán las respuestas de un adolescente ante una situación así, en cuanto a construir el verosímil en esta relación. Quisiera no pensar la literatura como polémica, uno también escribe para ser leído, no soy ingenua al escoger el tema, la aspiración es poder escribir cada vez mejor, que la historia sea buena y que se lea bien.

Quiero servirme de los temas que están en danza para ser leída y alejarme de los temas que pueden estar en coyuntura y escribir lo humano que es lo que me interesa. En mi escritura uso mucho el tema del poder y del deseo, ambos están presentes en casi todo lo que escribo.

Al cuestionar su motivación a escribir esta obra, dijo: “Me interesa explorar mis lugares más oscuros. Lo que me atravesó como interés, el deseo y lo sexual los límites con la edad fue una relación que tuve con un hombre más joven que no era un niño.

Yo soy mi propia machista, y ahí hay un espacio que me interesa explorar, no buscando la culpa de lo que nos aqueja desde fuera, sino el conflicto hacia dentro.”

Agradezco a Diana López de Penguin Random House por las facilidades prestadas.

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TAR