Mañana jueves se realizará el primero de dos debates que el IEEM debe organizar por ley y aunque todo parece estar listo para que este ejercicio democrático se pueda llevar a cabo correctamente; persiste el fantasma de la no aparición de Delfina Gómez.
No sería la primera vez que esto ocurriera en una contienda electoral mexicana. Existe el antecedente del 25 de abril de 2006, fecha en la que un confiado Andrés Manuel López Obrador se negó a participar de un ejercicio similar.
En aquel entonces, López Obrador se sentía muy confiado de lograr la victoria en la contienda para la Presidencia de la República, tenía una ventaja considerable en las encuestas y calculó que presentarse le restaría puntos valiosos.
Lo que no calculó el entonces candidato del PRD-PT-Convergencia fue que ausentarse no solo le resultaría peor en el puntaje, también les cedería el espacio a sus rivales (Felipe Calderón, Roberto Madrazo, Patricia Mercado y Roberto Campa) para recuperar terreno.
El día de la elección, el voto se decantó a favor del panista dejando en segundo lugar a López Obrador quien no solo no reconoció su error y rechazó los resultados, sino que encabezó un plantón en Paseo de la Reforma exigiendo un “voto por voto” que jamás llegó.
Con la lección aprendida, el ahora Presidente no se atrevió a faltar a ningún debate en sus siguientes dos campañas (2012 y 2018), ello pese a que en la última se realizaron tres ejercicios en los que el resultado no le fue tan positivo, aun así obtuvo la victoria en las urnas.
Con este antecedente en cuenta, es poco probable que Delfina Gómez falte a la cita en las instalaciones del Instituto Electoral del Estado de México para debatir con su contraparte, Alejandra del Moral, aunque siempre existe alguna posibilidad.
Para la morenista es la oportunidad de callar bocas y demostrar que no necesita de Higinio Martínez ni de Horacio Duarte para expresar sus ideas; silenciar a quienes dicen que se esconde porque no puede argumentar y mostrar que está lista para el puesto que busca.
Por azares del destino, uno de los temas sorteados corresponde al combate a la corrupción y lo primero que salta por morboso interés es si será tocado el tema de los diezmos de Texcoco en sus tiempos de alcaldesa, así como los 380 millones detectados por la ASF en la SEP.
Para la priista es una oportunidad de oro para buscar visibilidad dentro del segmento de la morenista y borrar la imagen que le han creado sus rivales, pero también corre el riesgo de perder el control, excederse y mostrarse agresiva y pedante ante las cámaras.
En el mismo tema del combate a la corrupción, la priista deberá responder más por su partido que por sí misma y eso no será sencillo, demarcarse sin desvincularse será el reto por el que tendrá que mantener bajo control tanto su discurso como la forma de expresarlo.
No se puede dejar de mencionar que el video recién publicado en el que la priista hace un llamado “sospechosista” a la militancia tricolor “hagan lo que saben hacer, para bien o para mal, queremos constancia de mayoría, no de buena conducta” llega en mal momento.
Los priistas argumentan que se usa para distraer del ejercicio y los morenistas no se cansan en asegurar que es evidencia de que los tricolores buscarán hacer trampa para ganar la gubernatura de nuevo. En todo caso: enturbia el panorama para el jueves.
Como decíamos en los tiempos infantiles de los juegos callejeros: “listos o no, aquí vamos” y con el debate habrá que ser observadores, pero también sensatos para evaluar en su justa medida lo que pase y que la principal ganadora sea la ciudadanía mexiquense.
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TAR