La Primera Mesa Interestatal de Construcción de Paz, encabezada por la gobernadora Delfina Gómez y con la participación de la y los mandatarios de Guerrero, Evelyn Salgado; de Michoacán, Alfredo Ramírez, y de Morelos, el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, representa un hecho histórico que, de concretarse el esfuerzo, podría ser la forma de combatir la creciente delincuencia en la región de Tierra Caliente.
La situación tan crítica en esa zona del país exige acciones conjuntas, pero verdaderas, pues pese a que, desde el gobierno de Enrique Peña Nieto, por ejemplo, en Michoacán, hubo hasta una comisión especial, tras el surgimiento de las autodefensas, nada han podido hacer. El crimen organizado se ha apoderado de esta entidad, al grado que muchos han tenido que emigrar y abandonar sus propiedades, o se las han arrebatado.
Así es que la efectividad de estas acciones todavía está por verse, especialmente por las condiciones de seguridad persistentes, también en Guerrero y Morelos, donde vacacionar ya no es una opción.
El caso particular de Morelos, gobernado por Cuauhtémoc Blanco, plantea inquietudes sobre la efectividad de las políticas gubernamentales. La percepción de inseguridad ha afectado significativamente al turismo en Cuernavaca, lo que destaca la urgencia de soluciones, en espera que de manera conjunta sean una realidad, pues es claro que no se ha podido resolver.
El compromiso de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez por atender personalmente problemas, como el caso de Texcaltitlán en el Estado de México, muestra que hay voluntad real para enfrentar la situación, pero se verá con resultados que difícilmente serán a corto plazo.
Con todo este panorama surge la pregunta: ¿serán estas medidas suficientes para cambiar la inseguridad que se vive en una región asolada por la delincuencia organizada?
Por lo pronto, la creación de un Centro Coordinador de Operaciones Interestatales además de la implementación conjunta de cinco ejes: operativos, como seguridad en carreteras, combate a la extorsión y a la tala clandestina, y fortalecimiento de las capacidades de comunicación e inteligencia, parecen ser buenas estrategias para comenzar.
Sin embargo, el éxito dependerá de la implementación rápida y efectiva, la cooperación continua y la capacidad para abordar las complejidades de la región. El que todos realmente participen será fundamental. Estaremos atentos para evaluar si estos esfuerzos conjuntos realmente lograrán un cambio o sólo serán palabras porque es muy fuerte la delincuencia y hay intereses oscuros.
PAT