Día Mundial del Agua

El 22 de marzo, es decir ayer, se conmemoró el Día Mundial del Agua. La que debiera ser una fecha altamente significativa por lo que representa ante la magnitud de la crisis que estamos viviendo, pasó como una efeméride más.

Fue a partir del año de 1993 cuando se comenzó a registrar esta fecha para generar concientización sobre el cuidado del agua, a través de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El propósito que llevó a instaurarla fue el crear o generar conciencia e inspirar acciones para enfrentar la crisis mundial del agua y saneamiento.

Este año el tema de la Conferencia del Agua que se realiza en Nueva York es instar a las personas a que sean el cambio que quieren ver en el mundo.

Cifras de la ONU señalan que en el mundo, dos mil millones de personas viven aún sin acceso al agua potable segura. Esa es la magnitud del problema.

Los datos alarman, pero deben llamar la atención para pasar a la acción: son tres mil 600 millones de personas las que carecen de acceso a saneamiento seguro en el planeta.

Otro más: Se prevé que el número de personas que viven en zonas urbanas con escasez de agua se duplicará de 930 millones en 2016 a una cantidad que oscilará entre mil 700 y dos mil 400 millones en el año 2050.

Li Lifeng, director de División de Tierras y Aguas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, afirmó que la escasez de agua es una amenaza real para la seguridad alimentaria si se toma en cuenta que en 2050 la población mundial alcanzará los nueve mil millones de personas.

Lo que hasta hace unos años era un tema básico de generar conciencia por el ahorro del agua ahora es un problema de dimensiones mayúsculas, ya no basta sólo la intención de generar buenos hábitos para el consumo.

Sin duda temas como el cambio climático y el aumento de la población son dos factores que los especialistas señalan como causantes de la crisis hídrica.

Con el cambio climático estamos viendo fenómenos que hasta hace unos años no eran registrados y que son contradictorios como las sequías y las inundaciones. 

Lo más triste es que esa realidad la tenemos cerca, con las presas que alimentan al Sistema Cutzamala que se encuentran en promedio a la mitad de sus niveles de almacenamiento y vemos en contraparte en temporadas de lluvias como la anterior, graves inundaciones en otras zonas densamente pobladas como el Valle de México.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el Sistema Cutzamala tiene un déficit del 23.1 por ciento en su almacenamiento.

La capacidad de las presas, según la dependencia es la siguiente: la presa de El Bosque tiene 50.3 por ciento; la presa Villa Victoria tiene 37.6 por ciento y la presa Valle de Bravo tiene 51.5 por ciento.

Si bien esta situación impacta en el suministro de agua potable, los trastornos que generan son en todo el ecosistema y las cadenas productivas en las regiones en donde se localizan esos cuerpos de agua.

A todo ello hay que otros factores que impactan de manera negativa en el suministro de agua potable, por ejemplo el estado físico de las tuberías. Se estima que la Ciudad de México pierde un 40 por ciento del agua potable en fugas o fallas en las tuberías.

Es una realidad que demanda políticas públicas que prevean un impacto menor al estimado en las generaciones futuras y deben motivar a ser parte del cambio que queremos en el mundo.

@periodistamex