“Dios perdona, pero el tiempo a ninguno…”

“Dios perdona, pero el tiempo a ninguno…” Palabras que bien podrían pasar a la posteridad como una frase célebre del maestro Juan Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel… 

Podría escribir páginas y páginas de cuántos grandes boxeadores vi surgir, consolidarse, declinar e irse de los rings… Leonard, Tyson, Chávez, Barrera, De la Hoya, Morales, Pacquiao, Márquez… El tiempo no los perdonó, ni a ellos, ni a los que vienen, los que están y los que seguramente ya no veré en el ring porque no estaré más en esta dimensión.

Tiene más que ver con pecados capitales, que con el boxeo. Ser soberbio no paga. Ser mentiroso tampoco. Ser tramposo tal vez no califica como pecado o ignorante. Mucho de esto aplica para quien se ha hecho llamar el “Mejor Boxeador del Mundo” y el “Mejor boxeador mexicano de la historia”. Usted ya sabe, hablo de Saúl Álvarez, el que les prometió a sus millones de seguidores que iba a retirar del boxeo a Gennady Golovkin, quien realmente se fue solo. 

La pelea, ya para que la analizamos… Fue vista por millones en México, los que lo ven para ganar y los que lo ven por si pierde. Y los argumentos para defender lo que sucedió en el ring, no ayudaron, ni al Canelo, ni a Golovkin. “Que devuelvan las entradas”, hubo quien reclamó casi al finalizar la pelea y hubo hasta quien acusó de “vendido” al kazajo.

Eso fue ya hace un par de años. Pero no se olvida. Álvarez nos guste o no, es la máxima figura del boxeo mundial, y quizás como nunca, por el acomodo de los tiempos en su carrera y ahora en su vida, esa condición parece endeble y peligrosa.

El próximo sábado habrá un parteaguas en la historia del boxeo mexicano, un antes del Canelo y un después del Canelo… la diferencia entre ambas etapas es otro boxeador mexicano: Jaime Munguía. 

El tijuanense no subirá al ring a cobrar… No existirá esa casi brutal diferencia de peso de otros días.

Los factores serán otros, las condicionantes no están a favor de Álvarez y usted debe sentarse en su sillón favorito a ver una gran pelea. Esta vez, si Álvarez gana o pierde, no habrá pretextos. Será sin duda la mejor pelea de su carrera, desde aquella noche del primer combate ante Golovkin. 

Munguía llega limpio de pecados boxísticos. Acaso el tema de la magistral construcción de su carrera, pero igual, si gana o pierde, no habrá pretextos. 

El Canelo puede recuperar mucho de lo que dejó ir en prestigio y reconocimiento o simplemente, como creo que sucederá, ha llegado el momento de ceder la estafeta a quien será su sucesor. 

Hasta las más largas y exitosas carreras tuvieron un inicio y un final y el del jalisciense me parece está a punto de llegar. Pero las peleas tienen que pelearse (sí, así es como quise expresarlo), porque si no fuera así, cualquiera, hasta Saul, podría seguirse autonombrando “el mejor del mundo”, aunque la mitad de los mexicanos, no estamos de acuerdo. 

Hoy seguimos convencidos, tenía que haber noqueado a Golovkin como JMM hizo con Pacquiao; o darle una paliza legendaria como la que le dio JC al Macho (que ya estaba en decadencia), o habérsela rifado como Julio ante De la Hoya, o rompérsela como Barrera y Morales, pero no, el Canelo se juega su legado a una sola carta…

Todo es cuestión de tiempo, ese, que no perdona a ninguno…

TAR