Causó sorpresa el anuncio del gobernador Alfredo Del Mazo sobre la reingeniería en el organigrama estatal por dos razones: pese a la reducción presupuestal por la pandemia de coronavirus, que le pegó a los gobiernos de todos los niveles, el mexiquense continuaba trabajando en teoría igual, aunque los programas tuvieron drásticas reducciones.
El otro aspecto que llama la atención es la nueva conformación estructural. Sí hay compaginación entre las secretarías de Comunicaciones y de Movilidad y de hecho mucho tiempo estuvieron juntas hasta que las dividió Arturo Montiel Rojas.
Unificar Desarrollo Urbano y Metropolitano con Obra Pública, igual tiene lógica, pero ahora será una súper secretaría con muchas funciones que atender y en la práctica serán tres áreas distintas las que aglutinará, además de la temible Comisión de Factibilidad.
Separar el área de la mujer y bienestar social de la Secretaría de Desarrollo Social tiene mucho sentido, pero le quitará mucho que hacer, pues por el momento la Cemybs es quien lleva la voz cantante de los programas sociales, pero le permitirá poner el acento en los programas de género y de erradicación de la violencia.
En el caso de Sedagro sólo es un cambio de nomenclatura, pues ahora se llamará Secretaría del Campo, pero mantendrá los mismos programas de la anterior Secretaría de Desarrollo Agropecuaria, a la que le regresan el control de la Protectora de Bosques.
Pero lo que sí suena un tanto disparatado es concentrar en un solo mando acciones tan ajenas como el deporte, la cultura y el turismo.
Falta ver quiénes serán los (las) titulares de estas áreas y también de qué tamaño es el adelgazamiento de la actual estructura. ¿Quiénes se van, quiénes llegan?, ¿cuántos de los que se retiran del ámbito oficial buscarán posiciones políticas de cara a las elecciones de 2021?
La moneda está en el aire, por lo pronto ya empezaron los nervios, no sólo en las posiciones de primer nivel, sino en toda la estructura general.
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