Fieles católicos de Ecatepec recuerdan como algo hermoso y un gesto de amor verdadero hacia los mexicanos, aquella visita que el Papa Francisco hizo a este municipio el 14 de febrero del año 2016, ante más de 400 mil personas.
En un hecho extraordinario, a todos los que se congregaron en las inmediaciones del fraccionamiento Las Américas, no les importó llegar a partir de las 4 de la mañana para recibir la bendición del Sumo Pontífice, aunque fuera desde muy lejos.
“Fue una experiencia muy bonita; hacía mucho calor y estuvimos muchas horas esperando para oír en vivo una misa con el Papa, pero valió la pena porque es una muestra de la misericordia de Dios”.
Antonieta Caballero, vecina de Ciudad Cuauhtémoc
La Iglesia Católica, en su semanario “Desde la Fe”, recuerda que a partir del pontificado de Juan Pablo II, tres Papas han realizado visitas pastorales al país: el mismo Papa polaco, Benedicto XVI y Francisco, quien estuvo entre el 12 y el 17 de febrero de 2016 en tierras mexicanas y quien incluyó en su itinerario el arribo al municipio más poblado del Estado de México.
Fue en su segundo día de actividades, cuando el máximo jerarca de la Iglesia abordó un helicóptero de la Fuerza Aérea en Campo Marte rumbo a Ecatepec; después de sobrevolar la zona arqueológica de Teotihuacán aterrizó en el helipuerto adaptado en el mercado de autos Ballisco donde ya lo esperaban el ex gobernador Eruviel Ávila y el ex alcalde Indalecio Ríos para darle la bienvenida.
A bordo del Papamóvil recorrió como misionero de la paz algunas de las avenidas de la Diócesis, hasta llegar al gran altar montado en terrenos de la Sosa Texcoco, desde donde rezó por las víctimas de “los traficantes de la muerte” y añadió que “con el demonio no se dialoga”.
Óscar Roberto Couttolenc, Obispo de Ecatepec, al recordar el evento de hace cinco años, manifestó en redes sociales su agradecimiento a Dios por conceder a los católicos la gracia de la Visita Apostólica.
“Es una oportunidad de hacer presente su mensaje, que invita a renovar y repensar nuestro compromiso como Iglesia para ser medios de misericordia en una sociedad tan fragmentada por la violencia, la corrupción, el dolor e inseguridad, entre otras agravantes víctimas del pecado”, escribió.
Ante los momentos tan determinantes que vive el país, llamó a hacer eco de la homilía pronunciada ese día: “Este tiempo, es un buen momento para recuperar la alegría y la esperanza que hace sentirnos hijos amados del Padre”, escribió.
Para llevar a cabo el acto multitudinario se requirió del trabajo de cientos de personas, quienes participaron en la logística, la seguridad y el montaje del gran escenario que albergó el altar donde el Papa Francisco ofició la misa.
Uno de los personajes que tuvo una importante participación fue el artesano de madera Víctor Huesca Díaz, cuyas manos ecatepequenses trabajaron por varias semanas en la fabricación del mobiliario usado por el Pontífice.
Fallecido a causa del COVID-19 en diciembre pasado, a Don Víctor y sus compañeros se les reconoce haber dedicado su esfuerzo en armar el altar de 12 metros de largo, los candelabros, las cruces, bancos, púlpito e incluso la silla que usó su Santidad en la celebración Eucarística. En vida, el artesano se decía bendecido al haber sido considero en tan importante proyecto.
ASME
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