El pasado 17 de abril, en la sede estatal de su partido, Alejandra del Moral pronunció las palabras que describen la historia del PRI mexiquense: “Valientes, tomen su lugar en la batalla y hagan lo que saben hacer, para bien o para mal, queremos constancia de mayoría, no de buena conducta, salgan y ganen la elección”. Eso es lo que siempre ha hecho ese partido para mantenerse 94 años en el poder: violar las leyes electorales.
Desde que el antecedente del PRI nació, en 1929, las elecciones para la gubernatura han sido una cadena de simulación e irregularidades. Hubo comicios que solo se realizan parcialmente en el estado, con casillas sin instalar, pero con muchos votos a su favor, o casillas con cero votos para los candidatos opositores al partido oficial, entre muchas otras prácticas fraudulentas, usadas para conservar el poder.
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Al principio los fraudes se hacían a los miembros de la misma familia revolucionaria mexiquense, que no habían sido favorecidos con las candidaturas del partido oficial. Después de un largo periodo de partido único, donde nadie más que el PRI presentó candidatos a la gubernatura, a partir de 1975 los fraudes se hicieron al PAN (cuando postuló a su primer candidato al cargo) y desde 1981 también a los partidos de izquierda.
Todas las elecciones para la gubernatura que ha organizado el IEEM han sido controvertidas. Desde la primera que se realizó en 1999 (cuando terminó imponiéndose Arturo Montiel) hasta la última en 2017 (donde fue ungido Alfredo del Mazo) todos los comicios se han organizado como “elecciones de Estado”. En todas ellas el gobierno estatal ha interferido sistemáticamente, de tal forma que siempre ha terminado imponiendo a los candidatos de su partido.
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A pesar de que Alejandra del Moral ha intentado deslindarse de las prácticas fraudulentas del PRI, no ha tenido éxito. Su pasado la condena. Aunque no es la dirigente que más ha durado en el cargo, es la única que ha ocupado la presidencia del PRI en tres ocasiones. No solo eso. Ocupó ese cargo en 2017, durante el proceso en el que fue electo el actual gobernador
Este hecho es fundamental para conocer el perfil político de la candidata priista. A ella no le interesan los medios, solo los fines. Durante su presidencia, en 2017, se aplicaron algunas de las peores prácticas de terror electoral que se recuerden en suelo mexiquense. Las más conocidas fueron las siguientes: colocación de cabezas de cerdo y coronas fúnebres en domicilios de opositores, citatorios apócrifos de la FEPADE a disidentes y llamadas telefónicas nocturnas intimidantes a simpatizantes de otros partidos, entre otras.
Con tales antecedentes de Alejandra del Moral al frente del PRI, es fácil imaginar a qué se refiere cuando llama a los operadores de su partido a “que salgan y ganen la elección”. Además de las prácticas de terror electoral descritas, probablemente comprarán votos, coaccionarán a servidores públicos y maestros estatales para que voten a su favor, condicionarán los programas sociales, repartirán despensas o materiales de construcción entre electores y un largo etcétera.
Queda claro que, a partir de este llamado de su candidata, los operadores priistas harán “lo que saben” para que Alejandra del Moral gane la constancia de mayoría. Ella no es ajena al fraude. Es una de sus principales protagonistas. Los convoca a violar la legalidad, sin preocuparse por su conducta negativa. Como siempre, contarán con la complicidad del IEEM y del TEEM para ocultarlo.
SPM