Un viaje por la vida, por los recuerdos, un vuelo a la isla del interior del ser humano, con estas palabras puede describirse la obra Icaria (Katakana editores) del joven Santino Cortés.
Santino tiene sangre mexicana y cubana, apasionado por los viajes y las letras. Creció entre textos pues sus padres son periodistas de ahí que asegura tiene ese amor por escribir.
“Cuando era pequeño mis papás me leían mucho sobre los mitos griegos, me compraron libros de mitología y bueno, ahí aparece el de Ícaro. Entonces para mí Icaria es como regresar a mis raíces, la mitología griega, mi papá, cuando yo era pequeño.
“Uno de los mitos que más me impactó en la vida fue el de Ícaro y me puse a investigar, me clavé muchísimo hasta que descubrí Icaria y mis raíces me condujeron hasta este punto de mi mito favorito”, recordó
Una similitud en la vida del autor, las islas de Icaria y Cuba, podría ser un significado especial y como buen poeta habla de su soledad
“Cuba una isla también. Y de pronto uno, el poeta en su soledad se siente un poco como una isla dentro de todo el proceso que conlleva escribir”.
Para entender este viaje poético Cortés ahonda en la leyenda, al fin es también cuenta cuentos, sus versos se remontan a esa isla griega, que fue la más cercana donde cayó Ícaro. Un territorio que durante siglos se disputaron griegos, turcos y yugoslavos, pero que la final se la apropiaron los griegos.
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Esta área no es un lugar turístico contrario a la mayoría de las islas griegas como Santorini.
“Es un lugar de pastores que no se hubiera conocido si no fuera por el mito. Para mí era importante que el lector fuera el Ícaro de esta Icaria, que cada poema fuera una pequeña islita, y que quien caiga en el poema es quien le da el sentido, así como Ícaro al pedazo de tierra”.
Platicar con el autor sorprende, pues a pesar de ser un joven relata su corta vida y los viajes por el mundo, cómo cada país o ciudad le dejó un recuerdo especial que fue transformando en palabras y éstas en poesía.
Además de la herencia por las letras el amor lo llevó a plasmar esos sentimientos en hojas y después a un libro, el cual está teniendo buena aceptación.
Era un muchacho, más joven aún, enamoradizo y como lo que más se acercaba a lo que quería transmitir a una persona que amo era la poesía comenzó ese gusto. Además mi papá, cuando yo tenía 12 años me regaló un libro de Mario Benedetti y yo lo que hacía era calcar los poemas, le iba cambiando ciertas palabras y se los daba a esta niña. Con el tiempo, pues fui leyendo más poetas fui descubriendo cosas que me gustaban más dentro de la misma poesía”.
Santino Cortés compara al periodismo con la misma poesía, para él es narrar la realidad, pero con un estilo distinto, más subjetivo y humano.
“Recuperando un poco la cuestión periodística para mí el poema es una forma de narrar la realidad. A mí lo que lo que me hizo tomar ese camino fue leer y descubrir que había gente que estaba diciendo cosas parecidas a las que yo quería decir y que no me alcanzaban las palabras y conforme más iba leyendo más palabras tenía para utilizar hasta que pude desarrollar un estilo más o menos propio”.
Dentro de Icaria se hallan pasajes de la mitología y sobre distintas religiones, un ejemplo el poema al profeta Ezequiel, al cual el escritor le da su espacio como un reconocimiento a su fe.
“Ezequiel representa cómo son los ángeles, cómo son los enviados de Dios que son bastante distintos. Cómo los pone en las iglesias para el entendimiento popular y yo quería recuperar un poco esta esta visión un poco quimérica de lo que es un ángel dentro de la descripción de Ezequiel que es de los pocos que se le acercó un ángel en persona.
“Soy religioso. La gente dice que no puedes ser religiosa tu modo, pero bueno es lo que yo soy religioso a mi modo y creo que la Biblia es la base de toda nuestra de nuestra cultura y pienso que negarla es un poco contraproducente. Entonces traté de hacer una oda sobre la Biblia o sobre Ezequiel”.
Bíblico, romántico, viajero, pirata, una variedad de versos por cada sueño de Santino. Para qué guardarse palabras si puedes reproducirlas cuatas veces quieras.
Cortés las regala, las reparte en 100 páginas donde pueden trasladarse a Medellín, Palermo o Tokio, también relatar la aventura de un pirata o de un niño enamorado.
“Son viajes que yo he hecho con mis papás o viajes que por parte de la escuela y uno siempre tiene experiencias que lo marcan en los viajes.
“Los poemas que hice a ciudades fue donde fui feliz o tengo recuerdos positivos o negativos, que también es parte de todo esto. Para mí era devolverle un poco a la ciudad inmortalizándola en un verso de lo que me había dado”.
Icaria se divide en tres partes, Escape, Ascenso y Caída. La razón de este formato es porque Santino decidió reflejar un poco varios momentos personales.
“Son poemas que en su momento para mí fueron como escapar de algún tipo de bloqueo creativo, escapé de una ciudad en la que me sentía aprisionado, el ascenso cuando ya me sentía en esta escena y de creatividad la explosión de la poesía. Y la caída cuando es momento de ya poner los pies un poco en la tierra y decir ok todo esto me ha llevado hasta tal lugar y lo agradezco”, comentó.
De todos los poemas el autor tiene sus favoritos, sin embargo hay uno por el que se inclina y con el que navega en sus horas de insomnio.
“Cantar pirata me parece un poema muy completo un poema lleno de esperanza, muy luminoso. Cuando lo leo digo: ‘vaya pude plasmar un pedacito de sol aquí en este, pude poner esperanza, llevar una narrativa’. Me parece muy completo y sobre todo muy bello y aparte todos tenemos algo de piratas”, relató.
Para hacer el libro más atractivo, en la portada hay un trazo de Jorge Marín, el artista que ha embellecido varios municipios con esculturas.
“Cuando estamos explorando las opciones para tener portadas no quería que fuera una foto o una pintura, buscaba algo más como dibujo, algo como más a mano y al final dijimos que fuera Marín, el hombre alado, el hace a nuestro Ícaro más mexicano.
“Lo contactamos y nos dio permiso de utilizar ese boceto suyo, que es del del Vigilante de Ecatepec y bueno, agradecidísimo siempre con el maestro Marín”.
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