En el equilibrio de fuerzas, crecieron los enanos

Con cada día que pasa, se perfila el escenario en el que se librará la contienda electoral por el Estado de México y la lectura es más que evidente: será una contienda de alianzas en la que, por increíble que parezca, quienes podrían definirla son los partidos con menos estructura.

No es la primera vez que se presenta esta situación en el territorio mexiquense. La elección de 2017 se definió por los votos del Verde Ecologista que, en ese entonces, fue en alianza con el PRI; partido del que ha sido comparsa en la entidad, prácticamente desde su origen.

Morena lo sabe y Delfina, sin duda, lo recuerda. Logró el objetivo de vencer a los priistas en los números pero, al final, los votos conseguidos por los del verde hicieron gobernador a Alfredo del Mazo y definieron el rumbo de la entidad por los siguientes seis años.

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En el estado, la alianza entre el PRI y el Verde siempre había sido considerada como normal, incluso, en algún momento, el satélite se convirtió en refugio para varios priistas que no alcanzaron acomodo en curules o puestos como Carlos Iriarte o María Elena Barrera.

Seis años después, el Partido Verde ha jugado en otras entidades en contra del PRI y si bien en el Edomex han tenido cuidado en no manifestar o mostrar diferencias, lo cierto es que en la elección del año pasado, la alianza no consideró a los ecologistas.

Desde hace ya varios meses, José Alberto Couttolenc, el líder estatal del Partido Verde, ha mantenido el mismo discurso: serán los líderes municipales, en asamblea, quienes decidan si se suman a una alianza o van en solitario, aunque él preferiría que fueran solos.

Pero hace un par de días el discurso cambió. Couttolenc abrió la puerta a una alianza con Morena, si y solo si, se lleva a cabo a través de los mecanismos de los recién aprobados gobiernos de coalición. Al partido guinda parece no desagradarle la idea.

Será muy interesante ver qué pasará ante esta posibilidad. Morena debe considerar que al realizar esa alianza también adquiere un grupo importante de priistas de camiseta verde que podrían ser un problema al momento de la campaña.

También será interesante ver si los verdes de corazón tricolor se mantienen en las filas del partido en el momento en que se configure una posible alianza o si regresan a su origen; algo que los ecologistas deben considerar porque no son pocos los que huirían de ahí.

La alianza con Morena podría resultarle más cara a los verdes de lo que parece, perderían toda posibilidad de independencia, su peso específico, eso que les está dando el valor agregado, también se esfumaría con una desbandada de militantes.

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Pero los verdes no son los únicos. Por un lado el PT es una especie de apéndice de Morena, no estorba, nadie sabe exactamente qué le abona al partido guinda, pero si revientan son un verdadero problema.

Movimiento Ciudadano parece haber encontrado una fórmula para ir solos y, aparentemente, tiene al candidato necesario para utilizarla: identificado con los jóvenes, disruptivo, atrevido y dispuesto a una campaña “fuera de la caja”. Difícilmente aceptará una alianza.

Nueva Alianza en el estado tiene serios problemas, su registro está en riesgo y su permanencia depende de conseguir llamar la atención pero, por que siempre hay un pero, nunca ha dejado de ser el partido de la maestra así que su destino no se decidirá por su dirigencia.

Aún falta mucho para la elección pero los números indican que la contienda será más reñida de lo que se pensaba. Delfina puede ganarle a cualquiera en un mano a mano, pero en “equipos” la cosa cambia y los “votos seguros” se anulan entre sí.

En un escenario así, en el que no hay nada claro para nadie, aún un mínimo porcentaje de indecisión pesa y la suma de cada grupo, por minúsculo que este sea, puede ser el fiel de la balanza para la victoria o la derrota. El valor de los partidos pequeños va a la alza.

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