Bernardo Flores, coleccionista de máscaras de lucha libre y artista, ha desarrollado un ojo especializado para tratar de detectar las falsificaciones de máscaras que están inundando el mercado, donde algunos ejemplares pueden alcanzar los cuentos de miles de pesos.
Así es, el coleccionismo en el mundo del arte del pancracio ha sido corrompido por los vivales, quienes se aprovechan de la pasión que despierta este deporte espectáculo y buscan cómo defraudar a los jóvenes y expertos.
Falsificaciones de máscaras están inundando el mercado de venta
El también muralista ha tenido en sus manos todo tipo de tapas, hasta aquellas que son piezas de museo o han llegado a Japón por la historia del gladiador que la portó.
“Sabemos muy bien quiénes son los falsificadores. En la comunidad de coleccionistas ya están bien ubicados, así que ellos van más con los jóvenes, con aquellos que están empezando en este mundo y algunas veces su inexperiencia los lleva a caer en la trampa”, respondió.
lores, quien ha pintado varios murales temáticos en el Estado de México, Hidalgo o la Capital, como en la Sureñita Bar de Ecatepec y otro en Toluca, detalla la manera en la que los defraudadores trabajan, eso sí, destaca que le sorprende su forma de elaborar los productos.
“Lo que hacen es buscar el tipo de tela que utilizaban en aquellas décadas, no eran muy especiales, pues muchas eran de la misma con la que hacían la ropa, así consiguen vestidos, sacos, camisas, todo en los bazares.
“Lo van descosiendo, guardan hasta el hilo para ocuparlo. Son tratamientos que les dan para hacerlas ver más reales, con la tela hay muchas cosas que puedes hacer, después ya comienzan a circular en redes y entre grupos de coleccionistas”, contó Bernardo.
Flores detalla la forma para tratar de evitar un fraude, se deben de conocer las formas de cada costura, el forro de la máscara, si es que en esa época había, saber la época porque en ciertos años se usaban agujetas y en otros, cierres.
“Hay incluso marcas, manchas de sangre, de sudor, cabellos, una etiqueta, o incluso errores que debes de reconocer. Ciertas máscaras tenían en el antifaz un error, porque el mascarero sacó mal un molde, pero son detalles que vas aprendiendo a detectar con el paso de los años”.
“Como coleccionista llevo unos 10 años, y eso me ha costado dinero, tiempo, estudio. Vas conociendo a los mismos luchadores y con sus anécdotas descubres más claves para reunir una buena colección”, recordó.
Pandemia lo pone espaldas planas
Bernardo Flores enfrentó situaciones complicadas por las restricciones sanitarias debido a que sus fuentes de trabajo cerraron, así que para solventar gastos familiares tuvo que poner a la venta varias de sus máscaras.
“Te duele desprenderte de tus cosas, más cuando son invaluables para quienes nos gusta este mundo de la lucha libre, pero al final entiendes que te sirvieron para salir adelante, pagar deudas y para mis hijos”, aclaró.
Además, el artista sacó provecho de su talento y optó por realizar tarjetas coleccionables de las leyendas de la lucha libre mexicana.
“Son litografías que he elaborado, pero decidí convertirlas en una colección y una buena opción era hacerlas tarjetas coleccionables. Es una serie de 100 que retomé para completarlas”, detalló.
Sus creaciones ya dieron la vuelta al mundo y desde Japón o Estados Unidos adquieren su trabajo, además de varias partes de la República Mexicana.
Así es el arte de los costalazos, un deporte que activo o en cuarentena da de comer a miles de personas en el País, algo que agradece Bernardo.
“Es la bendita lucha libre, pues, aun así, en cuarentena sigue dando para sacar adelante a mi familia”.
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