El acceso al agua es un derecho humano, el derecho a la educación lo es también, para hacer efectivo el segundo derecho es necesario no solamente contar con el edificio o el maestro que pueda recibir a los estudiantes en un entorno adecuado de aprendizaje, se necesitan algunas características y servicios para que puedan cumplir la función para los que fueron creados.
La energía eléctrica es necesaria en algunas horas del día, y para utilizar herramientas tecnológicas que ayudan al aprendizaje, así como para las labores administrativas de la escuela, o para ventiladores y aires acondicionados en algunas zonas donde se presentan altas temperaturas en algunos meses del año, entre otras actividades.
Pero una escuela sin agua implica muchos inconvenientes, que, de mantenerse de manera constante y recurrente, pueden hacer que las actividades deban parar, por ejemplo, los baños y las medidas de higiene pueden provocar enfermedades, en el caso de las niñas se presenta ausentismo ante la falta de servicios de higiene para ellas, las labores de limpieza y mantenimiento de la escuela también provocan efectos indeseables.
Uno de los requisitos para la construcción de una escuela en cualquier localidad del país, sobre todo en las zonas urbanas, es que debe contar con un dictamen de factibilidad para la prestación de los servicios relacionados con el agua, por lo que cualquiera pudiera asumir que todas las escuelas cuentan con agua potable en sus instalaciones.
Sin embargo, como en muchos casos en México, una cosa es el deber ser y otra como es en realidad, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP) existen 121,976 escuelas públicas de nivel primaria y secundaria, y de ellas 17,011 no cuentan con agua potable, pueden variar algunas estadísticas, puede deberse a que haya más escuelas que no cuenten con ningún tipo de acceso, y que este número que mencionamos sean las que no cuentan con ninguna fuente de abastecimiento.
Pero más allá de esto, sabemos que muchas escuelas se construyen o instalan en terrenos que donan ejidos, comunidades, o se compran terrenos para ello en los lugares más baratos, y muchas veces esas ubicaciones no cuentan con acceso a agua a través de las redes de distribución, he ahí una de las principales razones fuera de la situación conocida de sequía y escasez que ocurren en nuestro territorio.
Es imposible pensar que las escuelas de educación básica no cuenten con servicios considerados básicos, la pandemia nos dejó lecciones valiosas acerca de la necesidad de que todas las escuelas del país tuvieran esta cobertura, si vamos más allá el saneamiento mejorado, sin duda, debe ser otro servicio que, aunque sin datos, es factible pensar que la situación no es mejor. Se deban hacer grandes esfuerzos en atender esta problemática, una solución que está tomando relevancia ante la falta de acceso a agua es la instalación de sistemas captadores de agua de lluvia, en estos esfuerzos están participando asociaciones civiles y fundaciones dispuestas a ayudar en esta loable actividad, puede ser la diferencia para una escuela que además de todo lo mencionado, gasta cantidades de dinero que afectan la economía de los padres de familia que aportan para la compra de pipas, los beneficios son claros, vale la pena el esfuerzo de todos.
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