Filosofía de la transformación mexiquense

El actual proceso electoral del Estado de México acontece en el contexto de la ola democrática instaurada por la sociedad mexicana en el año 2018, lo cual invita a pensar la transformación de la política mexiquense, para mentalizar la necesidad de fomentar nuevas conductas ciudadanas ante la posibilidad del advenimiento de otra etapa histórica en la entidad.


Con el propósito de animar la participación informada de la ciudadanía en la elección de la próxima gobernadora, el 4 de junio, expongo algunos argumentos a favor del cambio:


1.En el bicentenario del nacimiento del Estado de México identifico tres regímenes políticos que han regido a sus habitantes:

El régimen liberal (1823-1889) cuyos gobernantes contribuyeron a sentar las bases de la vida republicana.

El régimen oligárquico (1889-1969) donde las decisiones de gobierno favorecieron principalmente a los dueños de las tierras y para mantener el control se propugnó la existencia de grupos políticos: el Gomismo y el grupo Atlacomulco, ejemplo paradigmático es la familia del actual gobernador pues fueron gobernadores su abuelo y su padre.

Y el régimen neoliberal (1969-2023) anticipado por el profesor Carlos Hank González, quien convirtió la política en espacio de negocios y lo justificó con consignas, hechas propias por la clase política mexiquense, como “político pobre es un pobre político” o “sin obras no hay sobras”.

2.La meta del periodo neoliberal en el Estado de México ha consistido en garantizar la permanencia del Partido Revolucionario Institucional en el poder sin importar los medios; lo preocupante estribó en naturalizar la corrupción, adelgazar las funciones públicas con la entrega de responsabilidades a la iniciativa privada y de esta manera desentenderse de sus obligaciones constitucionales lo cual incrementó los rezagos sociales, la exclusión, la marginación, la pobreza.

3.De modo que las actuales condiciones de incapacidad priísta en el ejercicio del quehacer público en el Estado de México, son las causas apremiantes para impulsar la transformación del régimen político; el proceso electoral constituye el momento propicio para mentalizar en la ciudadanía el advenimiento del cambio de régimen de gobierno con una catarata de propuestas de justicia social emanadas de las exigencias y voces de la propia sociedad y así mostrar que la democracia participativa es el principal instrumento constitucional para la elaboración de proyectos y programas con el fin de enfrentar la aguda problemática, con visión humana de mediano y largo plazo.

DB