El humo de los incendios forestales en Brasil ha generado graves problemas de salud entre los habitantes de la región, quienes este miércoles reportaron síntomas como tos persistente, dolor de garganta y ojos irritados.
En los últimos días, vastas áreas del país han quedado sumergidas bajo una densa capa de humo, resultado de los incendios en diversas partes de la Amazonía, la sabana del Cerrado, los humedales del Pantanal y el estado de Sao Paulo.
Incendios forestales en Brasil provocan problemas a la salud
Fátima Silva, una granjera de 60 años que vive en el pueblo amazónico de Labrea, es una de las muchas personas afectadas.
“No me siento bien. Tengo dificultades para respirar, dolor de garganta, y mis ojos están irritados. No puedo salir a la calle porque todo está cubierto de humo”, comentó en un mensaje de voz a The Associated Press. También mencionó que sus nietos sufren de una tos tan intensa que apenas pueden dormir.
La situación ha empeorado tanto que Silva expresó su desesperación: “Mis nietos, mis hijos, todos están enfermando. Hoy la situación es peor que nunca. Nadie lo soporta más”.
En Brasil, el uso del fuego para deforestar y preparar campos de pastoreo es una práctica común que ha contribuido significativamente a los incendios forestales. Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial, una agencia federal, en lo que va del año se han registrado 53,620 focos de incendios en la Amazonía, un aumento del 83% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
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La calidad del aire en muchas áreas de la Amazonía ha sido calificada como “muy mala” o incluso “terrible”, según el sistema de monitoreo ambiental de la Universidad Estatal de Amazonas.
Autoridades han recomendado evitar salir al aire libre
Sin embargo, para trabajadores como vendedores ambulantes, recolectores de basura y policías, quedarse en casa no es una opción, lo que los obliga a inhalar humo constantemente. Según Jesem Orellana, epidemiólogo e investigador en el Instituto Fiocruz, estos trabajadores corren un riesgo aún mayor, ya que al esforzarse para respirar en estas condiciones, inhalan más partículas tóxicas que pueden dañar gravemente sus pulmones.
En Manaos, la ciudad más grande de la Amazonía, los residentes se han acostumbrado al “humo de la muerte” durante septiembre y octubre, cuando los incendios alcanzan su punto máximo. Sin embargo, este año el problema comenzó mucho antes, lo que prolonga la exposición al humo tóxico y tiene serias repercusiones en la salud y bienestar de la población, explicó Orellana.
Maria Soledade Barros Silva, residente del barrio de Ponta Negra en Manaos, describió cómo la orilla del río, usualmente un lugar popular para actividades recreativas, ahora está envuelta en una espesa nube de humo. Incluso la navegación, vital para la vida cotidiana de muchos residentes, se ha vuelto mucho más peligrosa.
“Esto no es normal. He vivido aquí 40 años y nunca había visto algo así”, dijo Barros. Fátima Silva, quien reside en Labrea a lo largo del río Purús, compartió su angustia: “Creo que este es el peor lugar del mundo. Estamos pidiendo ayuda porque ya no podemos seguir viviendo así”.
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SPM