Miguel Pérez

Ideas sueltas

Por vigésimo tercer año consecutivo el equipo profesional de futbol Cruz Azul fracasó en su intento de levantar la copa de campeón en el torneo nacional pese a que durante toda la temporada, y en la anterior que tuvo que ser cancelada por la pandemia, fue uno de los equipos más regulares y protagonistas de la competencia. Una vez más, para desgracia de sus aficionados, el equipo comandado por el uruguayo Robert Dante Siboldi llegó a la antesala de la gran final del torneo. Venció con un contundente 4-0 al equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México y todo hacía suponer que sería imposible que perdiera su pase al partido estelar. Pero, una vez más, volvió a ocurrir lo que para muchos se ha convertido en una maldición del equipo cruzazulino: la máquina fue derrotada por los Pumas de la UNAM con el mismo marcador y por consecuencia eliminada.
Han sido varias las ocasiones en los últimos años en que el Cruz Azul ha estado cerca de acariciar la gloria pero gracias a errores estratégicos o de falta de concentración de sus jugadores han dejado ir el título, y a base de tanta repetición los aficionados al futbol y los mexicanos en general hemos acuñado un término que la gran mayoría entiende: cruzazulear. El verbo, de acuerdo con el Observatorio de palabras de la Real Academia Española, “es un derivado usual en el periodismo deportivo mexicano que alude a una situación determinada por ser algo que frecuentemente sucede al equipo Cruz Azul”. Para el común de los mexicanos, el decir “no la vayas a cruzazulear” es algo que se entiende como no dejar de obtener o conseguir algo que se da por descontado que ya se tiene en las manos.
La palabra que cada torneo futbolístico se pone de moda sirvió para que todos la entendieran, porque la mayoría sabe de qué se trata y eso ayuda a que nadie quiera cruzazulearla.
Si bien es cierto que ese verbo fue inventado recientemente por el ingenio lingüístico de alguien hay términos que no surgieron hace poco, que están inscritos en los diccionarios y enciclopedias desde hace muchos años y que se utilizan o reutilizan por una determinada situación. Tal es el caso de las palabras Empatía y Resiliencia, dos términos que encajan a la perfección en los días de pandemia que vivimos.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, recientemente mostró su extrañeza y hasta se mofó por el uso cada vez más común de estos vocablos e incluso llegó a relacionarlos con el denominado periodo neoliberal. Para rematar informó que está haciendo un diccionario con nuevas palabras del periodo neoliberal y posneoliberal.
El combatir la desigualdad, pensar y actuar en beneficio de los más desprotegidos incluye, como el mismo Mandatario lo señala una y otra vez, en tener una mejor educación, aprender y comprender lo que se lee y se escucha. Como mexicanos debemos aspirar a tener una sociedad letrada, que sepa no solo lo que es cruzazulear sino que comprenda a vivir la resiliencia y a tener empatía con los que sufren una pena.
Así como se pide cada mañana aceptar que el Gobierno representa la Cuarta Transformación –término que junto con tecnócratas, liberales y conservadores– se pusieron de moda desde que López Obrador asumió la Presidencia de la República, nadie debería sorprenderse de que haya otros conceptos que a base de tanto repetirse ayudan a que la mayoría de las personas las entienda, pero sobre todo que las lleve a su vida diaria.
Al final de cuentas el término, concepto o vocablo que se use en el día a día es lo de menos. Lo más importante es el significado que le damos a cada una de las palabras y en tiempos del Covid-19, una de ellas adquiere mayor relevancia: la empatía. Hay miles, millones de compatriotas que con la pandemia han sufrido una pérdida de algún familiar o de alguien cercano a su círculo de amistades o bien que han dejado de tener ingresos porque su fuente laboral cerró. Con ellos es con quienes hay que ser empáticos, con quienes debemos ser solidarios, entender y acompañarlos en su dolor, a no juzgarlos a la ligera si salen a la calle, quizá en busca de trabajo para llevar algo a casa. De no ser empáticos con ellos, de no comprenderlos, podríamos estarla cruzazuleando.

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