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“Pasaron los años y hoy, igual que ayer, el Estado de México sigue en el corazón y en la encrucijada de los caminos de la Patria. El código con el que me propongo gobernar es simple; se inspira en el espíritu republicano y austero de los liberales Juaristas”.

Hace un año murió el doctor Ignacio Pichardo Pagaza. Murió el estadista, el inteligente, el estudioso, el disciplinado, el intelectual, el amigo, el hombre que dejó mucho por alcanzarle, por entenderle. Su legado, es lo que día tras día, decidiría que haría. Sobre todo, cuando llegó al más alto cargo que pudo haber, eso lo dijo mil veces, tenido en su vida: la gubernatura del Edomex.

En estos días ha habido muchos homenajes al maestro. El primero fue en la UAEM, en donde estuvieron quienes hicieron un libro hermoso, como homenaje a él. Ignacio Pichardo Pagaza, Testimonios de una vida ejemplar, que la fue. Lo dirigieron, Gabriel Ezeta, Humberto Lira y Germán García Moreno. A continuación, les regalo unas letras que él escribió, en su toma de protesta, ese 11 de septiembre de 1989.

“…esta tierra de Nezahualcóyotl, Sor Juana, Alzate y López Mateos, el mensaje pleno de conocimiento histórico y geográfico del terruño; de preocupación por sus grupos étnicos marginados; de amor por el entorno natural y de fe en la laboriosidad de sus habitantes…

“… dejo constancia de reconocimiento al trabajo y a la dedicación de Mario Ramón Beteta; su paso por el Gobierno ha sido el de un hombre culto, con intención indeclinable de servir al pueblo que gobernó, del cual se lleva gratitud.

“En la lucha electoral directa he aprendido a conocer, a practicar y a exigir la democracia política.

“Desde hace muchos años, la administración del Estado goza de bien ganado prestigio de ser eficaz y estar organizada para servir a la población; pero estoy convencido que hoy la administración tiene que salir del palacio, de los palacios de gobierno y ganar la calle.

“Los administradores estamos obligados a acercarnos a la población; no a la inversa. Haremos una administración simple, austera, sin privilegios ni ostentaciones, dedicada a atender al ciudadano común y corriente.

“Históricamente, el Estado de México ha estado inserto en el corazón y en la encrucijada de los caminos de la patria.

“En tierras del Estado de México vivieron y viven los descendientes de texcocanos, acolhuas, nahuas, aztecas, chichimecas, matlatzincas, otomíes, mazahuas y pirindas.  Allí está la asombrosa Teotihuacan, patrimonio universal.

“Más tarde, en tierras del Estado de México los franciscanos, agustinos y dominicos esparcieron la palabra y edificaron, con inigualado sentido estético, sólidos templos y sombríos claustros que nos asombran. Díganlo si no, quienes hayan admirado los retablos de Tepotzotlán y Ozumba, la fachada de Acolman, la cruz atrial de Cuautitlán, los corredores de Malinalco, el mínimo claustro de Oxtotípac y el casi inaccesible santuario de Mamatla.

“Siglos después las tierras del Estado retumbaron con la primera y mayor batalla por la emancipación; la que llevamos grabada en el corazón y en el escudo del Estado: la del Monte de las Cruces.

“El Valle de Toluca fue cementerio de los cuarteles de Calleja, y las umbrías barrancas de La Goleta, en el profundo sur, dieron resguardo a los Galeana y a Pedro Ascencio”.

(Continuará)

gildamh@hotmail.com

ASME


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