Por Diana Mancilla Álvarez
Ella guarda silencio por unos segundos y se escucha cómo solloza. Le pide a gritos que le permita cortar la clase. Se lamenta más cuando se da cuenta que sus alumnos ya escucharon.
El video no tiene imágenes, sólo se oyen las voces. La de él, convertido en un energúmeno, porque ella usó su computadora; la de ella, suplicando. Es desgarrador. Genera coraje, impotencia, frustración. Seguramente todos quienes lo vimos experimentamos la misma sensación al comprobar que nos enfrentamos con la realidad.
Y es que la violencia contra la mujer es un tema que, desgraciadamente, ahí está. En el país, en el estado, en nuestro entorno, a veces muy cercano. La agresión que sufrió una catedrática preparatoria de la UAEMéx, mientras daba clase por internet, es sólo un atisbo de lo que sucede en nuestra cotidianidad.
El Estado de México se colocó, en enero de este año, en el primer lugar nacional en la incidencia de feminicidios, con 12 carpetas de investigación, según la Fiscalía General de Justicia mexiquense. 2021 amenaza convertirse en uno de los años más violentos contra las mujeres si lo permitimos.
El año 2020 cerró, igual, como la entidad con más casos de feminicidios al sumar 151 en el año. Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Chalco, Toluca, Chimalhuacán, Ixtapaluca, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Tultitlán y Valle de Chalco, son los 11 municipios donde se decretó la Alerta de Género. Pero parece que no hubiera pasado nada, siguen matando y desapareciendo mujeres. Cuando se emite una ficha Odisea, rogamos porque se haya ido de parranda.
La comisión Nacional para Prevenir y erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) informó que en 2020 se registraron 57 mil 495 denuncias de víctimas de lesiones dolosas, lo que equivale a 7 cada hora. Hablamos sólo de las que tuvieron el valor de acudir. El encierro provocado por la pandemia intensificó las agresiones.
Apenas el 19 de enero de este año, el gobernador Alfredo Del Mazo reconoció que la entidad cerró 2020 con una disminución de 16 por ciento en delitos de alto impacto, excepto extorsión y homicidios.
Sí hay interés oficial en atender este tema y lo demuestra la creación de la Secretaría de la Mujer, que brinda atención a través de la línea 800 10 84 053 a mujeres, hijas e hijos en situación de violencia familiar, de pareja y/o sexual, proporcionando intervención en crisis, atención psicoterapéutica especializada y asesoría jurídica.
Es de verdad importante la denuncia. La profesora universitaria finalmente lo hizo.
El documental “Camila, La Justicia Posible”, es de los mejores ejemplos de unos padres que, a pesar del gran dolor que les causó la muerte de su pequeña hija de nueve años a manos de un psicópata, con gran valor platican los hechos de ese 1 de enero de 2019. Relatan cómo la gente les ayudó. Hablan de que gracias a la coordinación entre sociedad civil y autoridades, puede haber justicia.
Y es que así debe ser. La lucha contra la violencia familiar y/o de género debemos librarla todos. Desde la familia, desde la escuela, desde el trabajo. Pero también debemos exigir condiciones de igualdad en el desarrollo, de educación, de oportunidades. Contar con servicios básicos, con áreas verdes. En fin, que se garantice cada uno de nuestros derechos humanos.
Deja una respuesta