Ante la aparición y propagación la nueva variante del virus SARS-CoV-2, denominada inicialmente como B.1.1.529, prevalece un sentimiento de incertidumbre.
Los científicos la llaman Ómicron y en la línea del tiempo del Covid-19, debe quedar el registro de su aparición el día 24 de noviembre de este año en Sudáfrica.
Su propagación es vertiginosa. A siete días del registro de su detección, ya son 33 países los que cuentan con casos y los pronósticos de los especialistas coinciden en que se espera que esa cantidad crezca por su rápida propagación.
Ayer mismo en Estados Unidos, para ser precisos en California, se presentó el primer caso de contagio con la nueva variante; el primer caso en el Continente Americano se registró en Canadá; Brasil anunció dos probables casos de infección.
La mayor parte de los continentes ya cuentan con al menos un país con contagios por Ómicron. Alemania, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Hong Kong, Israel, Japón, Reino Unido, Arabia Saudita, entre otros, integran ese listado.
Y desafortunadamente así como va creciendo esa relación de naciones con personas infectadas con la reciente aparecida variante, aumenta la incertidumbre sobre el impacto real que tendrá en la salud de la población, principalmente la más vulnerable, como lo sigue siendo el sector etario de sesenta años y más.
A esa incertidumbre, en algunos lugares como en nuestro país, se suma la incredulidad. Prueba de ello es el exhorto del propio presidente de la república para asistir a la Plaza de la Constitución en la Ciudad de México a un mitin con motivo del tercer año de gobierno. Un evento masivo en el que el uso de cubrebocas está al libre albedrío.
Mientras que en otras latitudes el llamado es a la restricción, no como una violación de garantías, sino como una medida preventiva para disminuir los efectos de la nueva variante.
Con la confirmación de California, podemos afirmar que Ómicron está cerca, más de lo que pudimos imaginar apenas el día de antier, de ese tamaño es la velocidad de su propagación y es un hecho que aparecerán casos en nuestro país, así lo han reconocido las autoridades. A veces no dimensionamos esa velocidad que lleva de una nación a otra el contagio.
Y con ello la reutilización de las medidas preventivas. España, por ejemplo ya impondrá cuarentena a viajeros de otros países, especialmente los provenientes de Sudáfrica.
La Organización Mundial de la Salud ha insistido en que la única forma de superar esta nueva etapa de contagio es con un plan global de vacunación. Acelerar la aplicación de vacunas es la clave.
Si bien hay sectores de especialistas que critican las prohibiciones generalizadas, se urge instrumentar acciones como la aplicación de pruebas, test y cuarentenas para viajeros.
Si pensamos que el uso de cubrebocas, la sana distancia, el lavado frecuente de manos o empleo de gel antibacterial o realizar actividades en lugares ventilados saldrían pronto de nuestras vidas, pues estamos completamente equivocados.
Todo es cuestión de mantener equilibrios; tampoco se puede detener todo por el colapso que representa en la vida productiva del país, pero es urgente que haya conciencia solidaria para poder seguir contribuyendo con la parte que nos toca en las medidas preventivas.
Vienen fechas significativas en las que debemos de apreciar lo que significa la salud, ese es el mejor regalo que nos podemos dar y podemos dar a nuestros seres queridos. Pasar de la incertidumbre a la certeza.
Esperemos que pronto se anuncie el refuerzo de vacunación para los adultos mayores y las personas que son pilar en el retorno a la normalidad, como es el caso de los maestros y de manera general a toda la población.
ASME
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