Instrumentos Económicos del Agua

La semana pasada y la presente el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), organismo público descentralizado sectorizado a la SEMARNAT, llevó a cabo el 2do Coloquio sobre Instrumentos Económicos de Política Hídrica, un esfuerzo con un tema imprescindible para los retos que vivimos y que se profundizarán conforme pase el tiempo.

Es una buena noticia que el IMTA esté poniendo en la mesa de discusión una revisión de los diferentes instrumentos económicos, así como la evaluación de los mismos, es importante señalar que con los que contamos son los que se han construido en las últimas décadas en México.

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Los instrumentos económicos son un reflejo del modelo económico que impera en un determinado país, por ello no es extraño que contemos con instrumentos que provienen del modelo de desarrollo estabilizador, algunos otros instrumentos del modelo de libre mercado y, finalmente, los pocos del modelo que se está planteando en la actualidad.

De acuerdo a la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), instrumentos económicos son mecanismos normativos y administrativos de carácter fiscal, financiero o de mercado, mediante los cuales las personas asumen los beneficios y costos ambientales que generen sus actividades económicas, incentivándolos a realizar acciones que favorezcan el ambiente, se asume que estos tienen la capacidad de modificar conductas de los diferentes sujetos obligados en materia ambiental; específicamente, en temas de agua, serían aquellos que modifican conductas de consumo, de oferta, de contaminación, de explotación, etc.

¿Hasta que punto los instrumentos propuestos han modificado la conducta hacia un futuro sostenible?, en términos generales podemos afirmar que la tendencia en el manejo del agua ha sido la misma, crecimiento de la demanda del recurso, contaminación del agua, disminución de la disponibilidad, entre otros tantos problemas, signo que los instrumentos aplicados hasta ahora presentan deficiencias o en su diseño, en su implementación, en su verificación y seguimiento, o simplemente en que se basan en un modelo basado en instrumentos de mercado que como se ha demostrado en múltiples ocasiones, no generan los resultados esperados.

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Dentro de los instrumentos de mercado vigentes en México están los cobros por contaminar, que tienen el problema de no valorar adecuadamente lo que se contamina, como poner valor monetario a un lago o a un bosque, otro instrumento que se ha permitido es el mercado secundario de transferencia de derechos, que no ha asegurado la buscada eficiencia de asignación, y lo que sí tenemos es un desorden administrativos en los derechos otorgados, sus usos y los actores beneficiarios, un último ejemplo de estos, son aquellos destinados a incrementar la recaudación como fin último, es decir, cuotas y tarifas que buscan incrementar ingresos sin mejorar en primer lugar la calidad del servicio prestado en el uso público urbano.

En contraste, las corrientes de pensamiento heterodoxas han estado en búsqueda de desarrollar y proponer nuevos instrumentos basados en alternativas que reviertan la situación actual, que respondan de forma adecuada a la realidad de nuestra fortaleza institucional, a nuestra estructura económica y de capacidad de pago, estos instrumentos deben contar con una fuerte regulación, anclados a programas integrales, que tengan como prioridad conceptos como el principio precautorio, que asegure el equilibrio ambiental y del agua para el presente y las futuras generaciones.