Bajista y guitarrista con 25 años de experiencia, se salvó del Covid-19 y tuvo que adaptarse a la nueva normalidad de no tener trabajo. Buscó ganarse unos pesos como chofer de una aplicación y como pastelero, pero ninguna de esas actividades le funcionó. Hoy, Israel Estévez Morelos se mantiene gracias a las clases de música que ofrece a través de internet y espera con paciencia a que todo esto pase.
Hace un mes, su hijo y su novia dieron positivo para Covid-19, y aunque él se hizo los estudios le dijeron que ya había sido portador. Todos presentaron síntomas muy leves, guardaron la cuarentena y hoy se encuentran totalmente recuperados y listos para seguir adelante.
Antes de la pandemia, de planta tenía dos proyectos Shamrock y Black&Nash y de forma intermitente colaboraba con otros tres grupos. Además, daba clases de música en una universidad particular en Toluca.
Ahora sin presentaciones y sin escuela, trató de incursionar en otros rubros como chofer de una aplicación de transporte particular, haciendo pasteles y manejando un taxi familiar, pero desafortunadamente ninguno prosperó.
“No prosperaron porque donde vivo no hay cochera, me robaron la batería del auto y lo tuve que regresar, sólo dure un mes ahí. Estuvimos haciendo pasteles, pero la inversión inicial que teníamos pensada, al final nos rebasó, no nos alcanzaba para hacerlo como queríamos. Y como el taxi es familiar lo trabajan entre mi hermano y mi papá, entonces un solo vehículo para tres personas, pues, los ingresos ya no salen”
Israel Estévez Morelos
Sus ganancias se cayeron más de 50 por ciento, de ganar de entre 12 y 13 mil pesos al mes, actualmente sólo logra entre cuatro o cinco mil, pero él no se queja, ya que dichos ingresos los obtiene haciendo lo que le gusta, tocar y enseñar. Actualmente da clases particulares de guitarra y bajo, tanto de forma presencial como en línea, a niños y adultos.
“Acabo de poner un post en mi Facebook, de las clases, pero yo ya tenía otros alumnos y esos son de donde obtenía ingresos. Yo tengo experiencia dando clases a todas las edades, mis alumnos van desde un señor de 63 años hasta niños de ocho años, y es muy diferente. A los pequeños hay que enseñarles como si fuera un juego y tener mucha paciencia”
Su pasión por la música, reconoce, la tiene en la sangre, ya que su papá y algunos familiares tocan diferentes instrumentos, pero se enteró ya siendo un joven, pues no tenía relación con ellos.
“Yo siempre digo que soy músico de escuela y de banqueta, porque nunca estuve en una escuela, pero he tomado clases particulares con maestros muy buenos como César Platas y Francisco Aguilera, entonces tampoco puedo ser autodidacta”
Si bien sabe que muchos músicos ven como una “traición” dedicarse a otra cosa, o hacerlo bajo otros esquemas, él en lo particular ha tratado de acoplarse a esta nueva normalidad.
“Me ha dejado la cuestión de adaptarme, porque todo se paró de golpe, fue plantearme qué voy a hacer ahora y cómo le puedo hacer. Yo tenía mucho miedo a dar clases en línea, pensaba que no podría corregir técnica, ahora me estoy adaptando. Creo que a veces los seres humanos somos reacios a los cambios, pero el que no se adapte, al final de cuentas se va a quedar atrás”
También ha hecho colaboraciones a distancia, que ha subido a sus redes sociales, algo que antes no hubiera imaginado hacer y que incluso se hubiera negado por las implicaciones técnicas. Y ello a su vez le ha permitido trabajar con otros músicos que antes no se planteaba.
“Evidentemente, sin dejar el arte, yo no podría renunciar nunca a hacer música, a pesar de que esto nos ha obligado de alguna forma a hacer otras cosas que no son nuestro fuerte. Yo no he dejado de tocar, aquí en casa constantemente toco la guitarra, afortunadamente con mi trio acústico no hemos dejado de ensayar y es una manera de mantener la esperanza y enfocarnos en que esto tarde o temprano va a pasar”
El bajista y guitarrista reconoce que todo esto ha sido un proceso de meses, donde ha vivido diferentes etapas y emociones. “Yo creo que todos hemos pasado por cinco estados de ánimo diferentes, desde la desesperación, el miedo, la esperanza, la tranquilidad y la adaptación. Sobre todo, al principio cuando no sabíamos que era lo que estaba sucediendo”, señaló.
Ante todo, Israel trata de encontrar lo positivo de esta situación que está viviendo todo el mundo, asegura que en lo personal se ha dado cuenta que hay cosas más importantes en la vida donde lo material ha pasado a segundo plano, y espera que muchos también lo valoren así.
“Ha sido una buena forma de entender y regresar a las raíces, ojalá todos como seres humanos entendiéramos que necesitamos más a la gente que las cosas materiales, esa es la principal enseñanza que nos ha dejado todo esto”
ASME
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