Llegamos al siglo XX, siglo en el que las generaciones de los veinte y los treinta hicieron una propuesta, un compromiso: articular un proyecto de nación; así pues, ofertaron al país justicia social.

Esto significa que había una nación, la injusticia social tenía responsables claros y específicos, pues algunos tenían mucho y muchos no tenían nada. A partir de aquí el grupo triunfante de la Revolución Mexicana construyó su visión social.

El Estado asumió su legitimidad en un movimiento social, tuvo una visión social de un México agraviado. Muchos años después solo recuerdo a Luis Donaldo en el Monumento a la Revolución cuando dijo: “…veo a un México agraviado, veo a un México con hambre y sed de justicia”.

La propuesta del siglo XX -que en términos conceptuales de lo social termina en los noventas- manifestó su proyecto social en dos grandes visiones de País: había que ofertar a todos el empleo formal, pero sobre todo dar seguridad social a todos, porque no teníamos duda de que todos iban a tener empleo formal. Pero, ¿identifica usted claramente cuál es la justicia social, y el significado de esta?           

En 1936, el General Lázaro Cárdenas creó la secretaria de la Asistencia Social.

Los juristas identifican a los individuos en indefensión jurídica: Es el niño abandonado, el de la calle, de quien nadie se hace responsable y que el Estado asume que es una obligación protegerlo.

Actualmente la Asistencia Social ya perdió su noción histórica en este proceso; ya la gente no habla de asistencia social, habla de Desarrollo Integral de la Familia.

Los estudiosos y los constructores de la Institución “DIF” en 1977, asumieron que el principal elemento para prevenir la desintegración, el dolor, la fragmentación y el abuso, es la desintegración familiar; y lo adjetivaron como sistema porque sabían que es la política más concreta para prevenir el maltrato, el abuso, en fin, todas las agendas; por eso se propusieron crear instrumentos y acciones para promover la integración de la familia como elemento de prevención, para que los individuos no llegaran a la necesidad de los servicios de la asistencia social.

Recuerden ustedes que una mujer despachando en la gasolinera no era usual en los años setenta; como tampoco lo era ver a una mujer trabajando en los andamios; sin embargo, hoy las mujeres están en todos los espacios.

Hoy, cuando una persona habla de la enorme realidad de que las mujeres trabajan por igual, no precisa la enorme discriminación que ellas viven; las mujeres siguen siendo penalizadas y sigue trabajando con menos condiciones de seguridad y de protección que los varones; además viven la profunda consecuencia social de la discriminación.

No existe una estadística acerca de cuánto tiempo se pierde para la familia, y sobre todo para las madres de hijos adolescentes, quienes hoy pasan más tiempo solos que hace una generación. Algunos viven confinados en la casa; otros, atrapados en la televisión, otros, en la construcción de este espacio de exclusión que es la calle en donde se encuentran de todo: drogas, alcohol, robo de autos, farmacodependencia y delincuencia organizada. Hoy las familias tienen en sus casas, en promedio, más adolescentes que niños en edad preescolar.

La visión de género no es poner los adjetivos “los” o “las” enfrente de cada oración; es poner mujeres en los gabinetes de gobierno; creo que, si en verdad se quiere estudiar el problema, sobre todo se requiere revisar el marco de relaciones y responsabilidades entre hombres y mujeres en todas las tareas, tanto públicas como privadas.

(Continuará)

gildamh@hotmail.com

ASME


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