La cocina de Sor Juana

¿Y usted creía que Sor Juana Inés de la Cruz no cocinaba? Pues se equivocó. La genio de genios y figura principal de las letras del siglo XVIII lo hizo.

En una obra escrita a papel, se encontró el manuscrito original. “Este recetario, trátese o no del ológrafo de Sor Juana, tiene en sí mismo un gran valor, pues, por una parte, nos revela nuevos intereses de su polifacética personalidad, y, por otra, es un documento que muestra otro aspecto de la cultura novohispana que es su cocina. 

Es muy interesante para nosotras encontrarnos que el mismo Estado de México ha tenido el cuidado de rehacer la obra de Sor Juana. Este pequeñito libro al que nos referiremos, no es un simple libro de cocina, es el testimonio permanente de la humildad y polifacética personalidad con que alguna vez vivió en el centro del Convento, que, a final de cuentas, era ella misma. 

“Es mujer de su tiempo, por ello, con evidente y burlona humildad, dice: ‘pero, Señora ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? ‘.

“Todo esto nos demuestra que, aunque el interés que en la cocina tenía Sor Juana iba más allá de la mera confección de un delicioso platillo, pues la más sencilla de las acciones culinarias la elevaba a esa “segunda consideración de las cosas que es la reflexión filosófica, ella practicaba por sí, y seguramente con la ayuda de su esclava, el arte de cocinar.

“…esto, nos permite saber que Sor Juana Inés de la Cruz participaba en el arte de la cocina”,  nos dice Josefina Muriel de González Mariscal.   Con una inteligencia genial, acaba diciendo la autora, Sor Juana “…no pudo quedar atrapada en las delicias del azúcar, ni en el olor de los pucheros, una y otra la remontaron a lo abstracto.”

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Por otro lado, en el libro “El Universo de la Cocina Mexicana” se dice: “Si admitimos que cocinar hizo al hombre como sostiene la ciencia de la Biología y de la Antropología, aceptamos la importancia que esta actividad ha tenido para el desarrollo de la especie, no solamente en el aspecto biológico, sino en el económico, político, social, religioso, cultura, artístico…, pues por el universo de la cocina pasan todos los asuntos que atañen al ser humano.” Así pues, la cocina es el centro aglutinador del desarrollo humano.

Los políticos y los estudiantes; los científicos y los maestros; los artistas y los campesinos; los obreros y los comerciantes, los gobernantes y sus gobernados; en fin…la parte más importante de la raza humana, toma las decisiones también más importantes de su vida comiendo. 

Los acontecimientos más importantes de la especie humana, están alrededor de un plato de comida. Así el comer se vuelve de un acto íntimo, a un acto generoso: solamente se comparte con los más cercanos.

Recordemos pues, a Lázaro Cárdenas en una imagen en la cual se puede ver el acercamiento que tenía con los campesinos, cuando compartía un taco con ellos.

Recordemos también que, entre las tradiciones más antiguas del pueblo mexicano, el acto de comer, representa una simbología propia de su sociedad. Las fiestas, las mayordomías, las bodas, los bautizos, los compadrazgos, todos ellos, van alrededor de compartir algo, y este algo es el pan y la sal.

Esto no es el absurdo cotidiano. Es parte real de la vida nuestra de cada día. 

Manchamanteles, receta de Sor Juana Inés de la Cruz

Chiles desvenados y remojados de un día para otro, molidos con ajonjolí tostado, y frito todo en manteca, echarás el agua necesaria, la gallina, rebanadas de plátano, de camote, manzana y su sal necesaria.

gildamh@hotmail.com

TAR


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