Lo quieran reconocer o no, la “declaratoria de guerra” de Morena nacional en el teatro Morelos hace un par de semanas obligó a los actores políticos de la entidad a echar a andar sus respectivas maquinarias electorales con miras a 2023.
El movimiento anticipado de los morenistas encontró desprevenidos a los actores e instituciones políticas que, ante el aviso de invasión reaccionaron con prisa pensando en que el partido del presidente López les tomaría la delantera y eso los ha llevado a tomar acciones desesperadas.
En el priismo se aceleraron las reuniones al interior del partido y trabajan a marchas forzadas para dejar lista la estructura que soportará y operará la elección de 2023; por lo pronto ya bajaron del carro a Ernesto Nemer dejando la contienda en manos de tres aspirantes: Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera y Laura Barrera.
Entre los tricolores todavía hay quienes desean levantar la mano, pero están buscando medir mejor los tiempos, esa mítica referencia de la política que permite jugar en el terreno de la especulación según sea la conveniencia del momento; en cualquier caso solo tres son las más visibles.
En el panismo el juego es de un solo hombre, Enrique Vargas ha trabajado desde hace mucho tiempo para alcanzar esta candidatura y sabe que no puede dejar pasar la oportunidad, pero ello le ha llevado a dar declaraciones que dejan ver precipitación como que el PAN está listo para ir solo, con él como candidato, por supuesto.
Para el panista, ex alcalde de Huixquilucan y actual diputado local, la única opción viable para mantener vivas sus aspiraciones de una gubernatura en seis años en caso de que una alianza se fraguara con el PRI, sería negociar una de las dos secretarías claves (Finanzas o la General de Gobierno) por todo el sexenio; solo así podría mantener su imagen vigente una administración y dar la última batalla en 2029.
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Por los perredistas no hay mucho qué decir, con los cambios en las reglas electorales saben que su registro como partido estatal está en peligro con o sin alianza; el partido del sol azteca ha venido a menos hasta casi desaparecer por completo y ni siquiera han logrado posicionar un solo nombre para contender por la candidatura de la alianza.
Pese a todo, están en la mesa de la alianza con el PAN y el PRI, así lo mostró el presidente priista en sus redes sociales, otra imagen forzada por el mitin motoristas porque los tres habían reconocido previamente que aún no eran los tiempos y ante las voces que indicaban que la alianza no se conformaría, no quedaba más que verlos juntos.
En Movimiento Ciudadano y el Verde las cosas están más que definidas, irán por su cuenta a la elección de 2023 y lo harán con sus titulares, Juan Zepeda tendrá la oportunidad, una vez más, de contender por la gubernatura ahora con el partido naranja mientras que los verdes tendrán a Pepe Couttolenc en la boleta, sin más aspiraciones, pero cumpliendo.
El PT, convertido en satélite de Morena, no tendrá ningún inconveniente en recibir la instrucción de a quién apoyar, la alianza les ha permitido recuperar un poco el terreno perdido y parecen estar conformes con las migajas que arroja el partido presidencial.
En Morena estatal todo apunta a que la definición no quedará en sus manos, por más que el senador Higinio Martínez esté intentando obtener una candidatura por consenso entre los principales actores que han manifestado sus intereses y lo que no pero que otros apuntan a la lista; todo apunta a que el dedo divino aparecerá de nuevo y no habrá más qué hacer o decir.
Sin importar lo que digan los discursos, lo que marque la ley o lo que indiquen los institutos electorales, el proceso político para la renovación del gobernador del Estado de México ya comenzó, quien diga lo contrario miente y si miente lo hace con alguna intención; quienes crean o quieran creer que el proceso aún no arranca y que todavía falta tiempo están muy atrás y atrás se quedarán.
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