En un giro significativo para el clima del hemisferio sur, el fenómeno meteorológico conocido como La Niña parece estar en camino para esta primavera, según el último reporte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). El informe indica una probabilidad del 66% de que La Niña se establezca entre septiembre y octubre de este año, prometiendo un verano menos caluroso pero con mayores desafíos hídricos.
Se indica una probabilidad del 66% de que La Niña se establezca entre septiembre
La Niña, el opuesto de El Niño, se caracteriza por el enfriamiento de las temperaturas superficiales del océano en la región del Pacífico Ecuatorial. Este fenómeno, que ocurre cada dos a siete años, tiene el potencial de alterar significativamente los patrones climáticos globales, trayendo consigo fluctuaciones en el clima que pueden afectar a diversas regiones del mundo.
En Chile, la llegada de La Niña podría acentuar la ya prolongada sequía que ha afectado a la zona central del país en los últimos 15 años. César Torrealba, geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello, destaca que el impacto de La Niña podría ser severo. “La aparición de La Niña inhibe la evaporación y la formación de nubes, lo que se traduce en menos lluvias, particularmente en la región central desde Aconcagua hasta el Bío Bío y el Norte Chico,” explica Torrealba.
La ausencia de lluvias no solo agravará la sequía, sino que también impedirá la recarga de napas y el flujo adecuado de agua hacia el mar, exacerbando aún más la crisis hídrica en la región. Sin embargo, el fenómeno podría traer consigo fuertes lluvias altiplánicas en el norte y un aumento de las temperaturas en la Patagonia, creando un patrón climático diverso en el país.
El verano de 2025 con temperaturas moderadas
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, advierte sobre el riesgo de que se repita una sequía similar a la de 1924, que afectó extensas áreas desde la Región de Valparaíso hasta Ñuble. “Los registros históricos muestran que los eventos más extremos de sequía en el último siglo coinciden con episodios de La Niña. Si se desarrolla en los próximos meses, podría marcar el verano de 2025 con temperaturas moderadas, aunque la sequía podría seguir siendo un desafío importante,” señala Cordero.
El año 2023, marcado por un retorno inesperado de lluvias tras 15 años de sequía, fue un raro respiro para la zona central chilena, gracias al fenómeno de El Niño. No obstante, el potencial regreso de La Niña plantea nuevos desafíos para la gestión de recursos hídricos y la preparación ante eventos climáticos extremos en el país.
Con el verano a la vista y las predicciones meteorológicas en juego, las autoridades y ciudadanos chilenos deberán prepararse para un verano que, aunque menos caluroso, traerá consigo una serie de complicaciones asociadas a la intensificación de la sequía.
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