Por Rosalío Soto Bernal
Sin duda en Coahuila e Hidalgo quedó el registro de las elecciones más limpias de la historia y no precisamente por el modo en que se desarrollaron; sino por las acciones implementadas para poder garantizar medidas de sanidad en los centros de votación, obligados por el Covid 19.
Son votaciones históricas. Es la primera vez que se tienen que aplazar unos comicios ante el temor de incrementar contagios por el Coronavirus; originalmente el calendario electoral establecía la fecha del 7 de junio para su realización, lo cual no fue posible y se postergó para el 18 de octubre.
Ante ello, las autoridades electorales organizaron un operativo mediante el cual se utilizaron caretas protectoras, dotación de gel antibacterial y líneas para marcar la sana distancia en los centros de votación, algo nunca antes visto.
Un dato importante es que si bien no se tuvieron porcentajes abrumadores de participación, éstos no fueron tan bajos, lo que permite concluir que el electorado en esas dos entidades no se intimidó ante el tema del contagio. En Coahuila el porcentaje de votación fue de 39.3 por ciento que los analistas locales consideran alto si se toma en cuenta que en procesos anteriores la participación ciudadana fluctuaba en el 25 por ciento y en Hidalgo la participación de electores fue de 48.66 por ciento, cerca de la mitad del padrón.
Fue un ejercicio muestral para la jornada electoral del 2021, ya que ante la incertidumbre que se vive en el mundo entero por no tener claridad de la fecha exacta en que se podrá contar con una vacuna para el Covid 19, no queda más que perfeccionar el proceso para ofrecer a los funcionarios de casilla, representantes de partido y electores, condiciones de sanidad indispensables para que tengan la confianza de acudir a votar y participar en la organización de las votaciones en las que estarán en juego más de 21 mil cargos de elección popular el próximo año.
Son históricas por la implementación de urnas electrónicas. Se realizó una prueba piloto para el voto electrónico; fueron instaladas 54 casillas en Coahuila y 40 en Hidalgo, esto también como round de sombra con miras a los comicios del 2021. Los modelos fueron desarrollados por institutos electorales de Coahuila, Jalisco y el propio Instituto Nacional Electoral. Quienes participaron tuvieron la facilidad de emitir su voto en una pantalla táctil, pudiendo rectificar si era el caso antes de confirmar; con testigos impresos de la votación, que fueron contados por representantes de casilla. Todo ello para dar certeza a la ciudadanía.
Además de ese rasgo histórico hay que agregar lo sorprendente de los resultados que arrojaron una victoria abrumadora para el Partido Revolucionario Institucional en Coahuila en donde ganaron los 16 distritos de mayoría que estuvieron en juego, dejando en segundo lugar a Morena y en tercero al Partido Acción Nacional. Mientras que en Hidalgo el tricolor obtuvo 32 presidencias municipales, con el golpe anímico de ganar la capital Pachuca; el segundo lugar lo logró el Partido de la Revolución Democrática, el tercero Morena y el PAN se fue hasta el cuarto sitio. Todo ello en espera de las confirmaciones legales.
Sin duda como los operadores políticos lo afirman, no hay victorias ni derrotas para siempre. Es importante contextualizar todos los factores externos que pueden llegar a intervenir en un resultado electoral.
Ya con los ánimos serenos se puede mencionar que lo vivido en esos dos estados el domingo anterior reflejan que Morena no tiene las estructuras locales sólidas, que estén sincronizadas para hacer frente en una elección en donde el gobierno estatal es de otro partido.
Sin la presencia del presidente en la boleta, le cuesta trabajo ganar elecciones.
Pero además, el ejercicio del poder desgasta y lo que está viviendo el Ejecutivo federal con un escenario mundial de crisis de salud y económica, que repercute esta última en la pérdida de empleo y en el crecimiento en el sector a causa de la pandemia, sin duda le pasa la factura al partido que se le vincula con la 4T.
Y a eso se debe agregar la confrontación entre sus cuadros por lograr la dirigencia nacional del partido.
Tienen por delante un fuerte reto, primero de lograr remar en un mismo sentido para que les sea más fácil la organización rumbo a la elección.
Por su lado del PRI vuelve a demostrar que si se logra la unidad entre sus cuadros y la estructura camina como reloj a pie en la calle, los resultados son previsibles, pero es importante no echar las campanas al vuelo; restan varios meses para la elección del 2021 y nada está escrito; considerar que lo logrado hoy puede ser lo que alcancen mañana, es un exceso de confianza que los dañaría en la justa electoral.
Deben tomar el resultado electoral con mesura y profunda reflexión de lo que pueden lograr.
El PAN y PRD tendrán que sacudirse el marasmo ocasionado por la derrota y comenzar desde ya a replantear estrategias que los vuelvan a posicionar en el espectro electoral.
Es tiempo de análisis y preparación para la madre de todas las batallas en el 2021.
Ninguna elección es igual.
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