México tuvo ayer la elección más grande de su historia en la que se eligieron 21 mil cargos a lo largo y ancho del país, sin embargo el proceso electoral parece estar lejos de terminar.
No se trata solamente de que los resultados oficiales no estén listos, sino de que es muy probable que veamos una cascada de impugnaciones de los candidatos que no se vean beneficiados con la mayoría de los votos.
Existen indicios de que tras la jornada electoral se puede experimentar un clima de mayor polarización en el país, además de numerosos intentos por anular los comicios, muchos de ellos alimentados por los pronunciamientos sobre la elección desde Palacio Nacional.
Las mismas autoridades electorales hicieron en campaña llamados al Presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar pronunciarse sobre los comicios, y eso se puede convertir en uno de los argumentos de los perdedores.
Imaginemos por un momento lo que será la elección en Nuevo León. Adrian de la Garza y Samuel García prácticamente están con un empate en la mayoría de las encuestas, quien quiera que resulte perdedor, podrá argumentar tener razones para que se declare la nulidad de la elección, pues ambos fueron señalados en las mañaneras por el Presidente López Obrador. En la ecuación ya no metemos a Clara Luz Flores, porque todo indica que se quedará muy atrás en la votación.
¿Recuerda usted el grito de “voto por voto, casilla por casilla” que se escuchó en el 2006? Fue en aquél año que se hizo la toma del Paseo de la Reforma por parte de López Obrador y sus seguidores en protesta por el resultado de las polémicas elecciones presidenciales que le dieron el triunfo a Felipe Calderón Hinojosa.
Pues en esa elección, las autoridades electorales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) calificaron la intervención de Vicente Fox como indebida, pues se consideró que el Presidente en turno puso en riesgo esa elección. Hoy sucede algo similar que ya ha sido advertido por las autoridades electorales, pero con una magnitud mayor.
Otro de los posibles conflictos postelectorales que seguramente van a tener resonancia en los próximos días, es cómo la violencia e inseguridad imperaron en las campañas políticas.
Para nadie es una sorpresa que las elecciones más grandes en la historia del país han resultado las más violentas (y es un debate estéril el comparar el nivel de violencia con las de 2018), y ello ha repercutido en el desarrollo del proceso.
Cosa de ver lo que sucedió en Valle de Bravo con la candidata de la coalición “Va por el Estado de México”, Zudikey Rodríguez, quien tras ser secuestrada por un grupo armado debió poner un freno a su campaña por la alcaldía y hasta salir del municipio, mientras su contrincante Michelle Núñez, postulada por Morena, PT y Nueva Alianza, realizó todos sus actos de campaña sin ningún tipo de restricción.
Es así que el brazo de la violencia no dejó que las campañas se desarrollaran libremente y ello repercutió directamente en que no hubiera piso parejo, en el mejor de los casos, pues en el peor, sabemos incluso de candidatos que fueron asesinados en actos de campaña.
Como se puede observar, podemos esperar que los conflictos postelectorales se multipliquen y lejos estamos aún de que este proceso termine, por ello será mejor tener paciencia y la cabeza muy fría.
Twitter: @campudia
NEF
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