El primer día de este mes, el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México aprobó dos coaliciones: una integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), llamada “Va por el Estado de México”; y otra compuesta por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el partido local Nueva Alianza (NA), denominada “Juntos Haremos Historia por el Estado de México. Los otros partidos competirán solos.
Lo que más llama la atención de la primera coalición es la integración de tres partidos que han sido un parteaguas en la historia nacional: el PRI, que nació como un partido de Estado; el PAN, que fue la primera oposición real al priismo; y el PRD, que surgió como reacción del ala progresista priista frente al neoliberalismo imperante, y terminó fusionándose con fuerzas de izquierda.
Entre 1939 y 1989, años en que se fundó el PAN y ganó su primera gubernatura, el panismo siempre combatió al PRI, pero a partir de entonces cambió. Entre 1989 y 2012, lapso en que se fundó el PRD y se firmó el Pacto por México, el perredismo siempre combatió al PRI. Sin embargo, el ascenso de Morena a la presidencia cambió el panorama nacional. También las victorias morenistas en los ayuntamientos y en la legislatura cambiaron el escenario local. Este hecho hizo que se olvidaran los fraudes y agravios cometidos por los gobiernos priistas en contra de panistas y perredistas, para unirlos en contra de su nuevo enemigo.
En la segunda coalición llama la atención que participe NA, un aliado incondicional del PRI hasta 2018, quien además le hacía el trabajo sucio al gobierno del estado, pero que ahora se suma a la coalición de Morena, por razones estrictamente electorales o por la influencia que todavía conserva Elba Esther, en lo que resta del partido que ella fundó.
La pregunta es, cómo le explicarán los candidatos del PAN y del PRD a sus simpatizantes, que al votar por ellos también estarán votando por el PRI, el cual los defraudó y reprimió en numerosas ocasiones durante los comicios locales. Lo mismo se preguntarán los simpatizantes de Morena y el PT, que al mismo tiempo votarán por NA, del cual surgieron muchos de los operadores electorales que controlaron las casillas en numerosas ocasiones, para defraudar una y otra vez la voluntad popular.
Los electores irán a las urnas a votar por coaliciones donde la ideología no cuenta; donde lo único importante es ganar comicios a cualquier costo. Son coaliciones que demuestran el fin de las ideologías en los partidos, pues son completamente pragmáticas e inmediatistas. Únicamente aspiran conquistar el poder, aunque la ciudadanía y sus demandas pasen a un segundo plano.
Con un escenario nacional y local como éste, se contribuye a reforzar la idea de que todos los partidos son iguales, pues se suman los de centro, derecha e izquierda sin ningún prurito ideológico. Este hecho ya provocó numerosas deserciones de militantes de esos partidos, que no se sumaron a esas coaliciones antes consideradas antinaturales, pues políticamente era como juntar “el agua y el aceite”.
Solo resta conocer la opinión de la ciudadanía, quien con su voto calificará las decisiones tomadas por las cúpulas de esos partidos, las que han olvidado su historia de lucha en contra de los autores de numerosos fraudes electorales, porque de alguna forma los tienen presentes en las dos coaliciones, a través del PRI y de NA.
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