Tal como se previó en la columna anterior, el proceso electoral 2024, para elegir ayuntamientos y diputaciones del Estado de México, se inició con discursos caracterizados por la zalamería, los lugares comunes, las verdades a medias y las mentiras. Esto no resulta extraño en una entidad donde la cultura política tiene como rasgo principal la simulación y el autoengaño. Este hecho confirma lo distantes que están de la realidad quienes ocupan las consejerías del IEEM.
El proceso electoral se inició en medio de una pugna en el INE, por el nombramiento de titulares de áreas ejecutivas, que es parte de la lucha por el control del organismo conducido por Guadalupe Taddei, quien en ocho meses no ha logrado la mayoría para hacerlo. En el contexto problemático está también la pugna por el poder en el TEPJF, un órgano paralizado por intereses facciosos que, por ejemplo, en cuatro meses no ha resuelto sobre el registro del partido local Nueva Alianza. A pesar de eso, ambos organismos afirman que las elecciones no están en riesgo, cuando es evidente que están atrapadas por intereses inconfesables.
A pesar de que el contexto local tampoco es favorable, sobre todo por la inseguridad en el sur del estado, no hubo una sola mención de esos problemas. Fieles a su costumbre, en el IEEM se dijeron listos para iniciar el proceso. La mayoría de las intervenciones de las consejerías fueron desorganizadas e incoherentes, a pesar de que cuentan con asesores bien pagados y se supone muy capacitados. Destacaron por su baja calidad los de Sandra López (por sus deficiencias gramaticales); y el de Daniella Durán, por la superficialidad con la que abordó algunos conceptos (v. g. elecciones e integridad).
Los discursos de otras consejeras no se quedaron atrás. Estuvieron llenos de frases huecas y trilladas Por cuestiones de espacio, solo se abordará el de la presidenta, Amalia Pulido. Por su formación académica (es una de las pocas integrantes que no tiene un posgrado “patito”) se esperaba un discurso realista, pero no fue así. Afirmó que las elecciones mexiquenses se llevan de acuerdo con estándares internacionales, lo cual es falso. No hay alguna evidencia de que, por ejemplo, el Programa de Integridad Electoral coordinado por Pippa Norris (Universidad de Harvard) se aplique en el IEEM. Tal vez se refería a las certificaciones empresariales logradas por el secretario ejecutivo, pero esa es otra historia.
Pulido dio como ejemplos de la realidad democrática mexiquense cerca de 500 “alternancias” ocurridas en las presidencias municipales. Omitió que muchas de ellas fueron encabezadas por priistas convertidos en militantes de cualquier partido que les permitiera conquistar el poder. Sostuvo que en el IEEM todos sus cuerpos colegiados los presiden personas desvinculadas de partidos y gobiernos, lo cual tampoco es cierto. Nada más hay que recordar sus vínculos con el PRI y con el gobierno delmacista (y al menos de cinco de sus colegas).
También afirmó que quienes ocupan actualmente las consejerías son personas seleccionadas con base en sus méritos. Esto es una verdad a medias. Quienes han seguido de cerca esos procesos saben bien que muchos de los mejores prospectos se han quedado en el camino por falta de apoyos políticos, no por carecer de méritos. Con esto queda claro que en el IEEM hay un grave problema. En este consejo general hay cierta esquizofrenia colectiva. Ven hechos que existen solo en su imaginación, no en el mundo real.
PAT