El intercambio comercial en nuestro país se remonta a la época prehispánica con los olmecas, los teotihuacanos y mayas, pero -sin duda- lo que marca el principio de lo que hoy conocemos como mercados públicos fue la creación de Mercado de La Merced en el año 1863 y el de La Lagunilla en 1893.
Desde entonces, en estos centros de abasto donde laboran familias completas de generación a generación, se vive la alegría de poder sacar adelante a los hijos, pero también se padece la competencia desleal de centros comerciales, la extorsión, el robo hormiga, nuevos impuestos y, recientemente, con la pandemia se pensó que muchos desaparecerían tras el confinamiento.
Sin duda todos estos problemas han dejado cicatrices en los locatarios sobrevivientes, la mayoría de ellos, dedicados al área de alimentos. En cambio, los que ofrecían servicios, o venta de ropa, zapatos y otras cosas que no eran productos de primera necesidad, tuvieron que cerrar más de un año sus locales durante la pandemia y muchos ya no volvieron abrir sus negocios.
“En el Estado de México hay más de 500 mercados en sus 125 municipios y cada uno de ellos representa el sustento de cientos de familias, que cada día levantan sus cortinas o descubren sus productos, con la esperanza de que la venta sea mejor que el día anterior”, dijo en entrevista Vicente Ruiz Vázquez, dirigente de la coordinadora de mercados del valle de México.
Un locatario o locataria cada día trata de hacer rendir el dinero para poder conseguir el producto más barato para sus clientes o para que les rinda para poder comprar más y así poder surtir mejor su tienda.
“Todos los días estamos a merced de la inflación o cuestiones políticas que impactan los precios y aunque el cliente final es el más afectado, los comerciantes también padecen la baja en sus ventas o en el sacrificio de sus ganancias”.
“Ya ni me acuerdo cuántos años tengo trabajando en el mercado haciendo comida, solo le puedo decir que de aquí le he dado estudios y dónde vivir a todos mis hijos”, dice orgullosa Trinidad Gutiérrez, comerciante del mercado 23 de abril en el municipio de Nezahualcóyotl.
“Los mercados han visto nacer y morir personas, se forman familias cuando locatarios o hijos de locatarios se conocen y se enamoran, muchos siguen la tradición de seguir trabajando en el mercado, otros han preferido estudiar, tener una carrera y dedicarse a otra cosa, cada quien decide lo que más le conviene”, dijo Guillermo Almanzar quien trabajó en uno de los mercados más conocidos del Valle de México, el Mercado de San Juan.
Resisten el embate del cambio
Los problemas que tienen los locatarios en sus mercados son muy variados, pues, a pesar de ser solo concesionarios porque los inmuebles son municipales, ya que por ley el gobierno debe ofrecer el servicio, no invierte en el mantenimiento de los mercados.
De acuerdo con quienes trabajan en ellos “de vez en cuando les dan las migajas que sobran del presupuesto, que lógicamente no alcanzan para nada”.
“Por ese motivo los comerciantes tenemos que hacernos cargo de pagar los servicios como luz, vigilancia, mantenimiento, que entre otros gastos, junto con los impuestos municipales, estatales y federales dejan poco margen de ganancia para sobrevivir”, aseguró el asesor jurídico de la coordinadora de mercados del valle de México.
Junto con esto, está el problema de la creación de centros comerciales y tiendas de conveniencia o los puestos ambulantes, que siempre quieren estar cerca de los mercados porque saben que ahí llega la gente, pero eso es una competencia desleal, ya que evitan que los clientes lleguen a los zocos.
En el caso de los centros comerciales, comenta Vicente Ruiz, son el principal problema que enfrentan los mercados, porque al ser empresas con el respaldo millonarios, pueden ofrecer intencionalmente sus productos más baratos que los locatarios, aunque en realidad es solo un “gancho”, porque una persona que va a un centro comercial termina gastando más que de ir a un centro de abasto popular.
A pesar de todo esto que afecta las ventas de los pequeños comerciantes cautivos, los locatarios constantemente buscan opciones que les permitan competir como las compras en común, algunos ya comienzan a ofrecer cobro con tarjetas de crédito y desde hace años también se reciben los vales de despensa.
Buscan Ley de Mercados en Edomex
Recientemente en el Congreso del Estado de México, las diputadas María del Carmen De la Rosa Mendoza, LuzMa Hernández Bermúdez y Lourdes Jezabel Delgado Torres, presentaron una iniciativa para crear la “Ley de Regulación e Impulso de Mercados Públicos y Centros de Abasto en el Estado de México”.
Esta iniciativa permitiría que exista un presupuesto etiquetado para mantenimiento de los mercados públicos, los cuales padecen deficiencias de infraestructura hidráulica, eléctrica entre otros problemas comunes.
Además, se crearán fideicomisos y redes de compras en común, directo con artesanos, productores, maquilladores, lo cual ha sido una petición constante a las áreas de comercio o fomento económico de los gobiernos, pero solo dicen que sí y no dicen cuándo, dijo la diputada Carmen de la Rosa al respecto, principal impulsora de esta Ley.
Las complicaciones
Los nuevos impuestos, nuevos tabuladores para el cambio de cédulas y los falsos inspectores, atentan contra los ingresos de los comerciantes cautivos todo el tiempo.
Pero algo que resalta es la presencia de presuntos inspectores de la Procuraduría Federal del Consumidor, quienes llegan de manera sorpresiva a los negocios y con presuntas fallas de documentación principalmente en básculas, amenazan con multas de hasta 10 mil pesos, que pueden pasar por alto a cambio de una cantidad menor.
Los seudoinspectores llegan principalmente a los locales atendidos por personas de la tercera edad, quienes pueden ser más fácilmente convencidos de los argumentos y al ser intimidados dan dinero para no ser “multados”, con cantidades de hasta 5 mil pesos.
Se modernizan
“‘Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña’ por eso hemos tenido que pensar seriamente en las entregas a domicilio igual como los repartidores de aplicación, solo que nosotros solo ofrecemos entregar a domicilio a nuestros clientes directos con solo una llamada”, reconoce Martha Yolanda Ramos, secretaria del mercado Impulsora.
Por su parte Manuel Crescenciano del mercado Las Águilas dijo que aunque hay forma de competir con las tiendas comerciales, los mercados también tienen su “Buen Fin”, y en la misma fecha que se programa a nivel nacional, los locatarios ponen ofertas a disposición de sus clientes.
DMM