Si el rock mexicano puede presumir a una figura de manera indiscutible, ese es Javier Bátiz. El nacido en Tijuana, Baja California, en 1944, significó el cambio de sonido en México, la transición de pasar de un rock and roll más cincuentero y clásico a un rock más ácido y sesentero.
Pese a toda la influencia que significó para el género, Bátiz asegura en exclusiva para La Jornada que “no me di cuenta luego, luego, lo que estaba haciendo por la humildad que me caracteriza. Lo noté por la desenvoltura que otras bandas y músicos tenían sobre el escenario, no por el sonido, antes solían ser muy serios en escena”, recuerda.
El anticipado acceso que tuvo a la música negra como blues o R&B por su localización fronteriza también le permitió hacerse de fama en Estados Unidos y de relaciones con grandes figuras del rock mundial. “Yo conocí a (Jim) Morrison cuando todavía no era famoso”.
“Jim se me acercó y rápidamente nos hicimos amigos. Fue difícil entenderle la primera vez porque, aunque hablo inglés, él hablaba muy chistoso, especialmente si ya estaba pedo”, nos cuenta entre risas.
“Mi secreto para tantos años de rock es ser auténtico”: Javier Bátiz
“Cinco años después de esa primera ocasión vino a México y me fue a buscar al Terraza Casino. Era un genio y músico muy bueno. Tenía una mano privilegiada para escribir”, dice sobre el vocalista de The Doors.
Otra de las muchas anécdotas que unen a Javier Bátiz con leyendas del rock mundial es cuando el productor Alan Douglas buscó al tijuanense para que tomara el lugar del entonces recién fallecido Jimi Hendrix y concluyera la gira que el nacido en Seattle dejó inconclusa tras su repentina muerte.
“Hendrix murió el viernes y el domingo en la mañana Alan Douglas estaba en mi casa de Coyoacán con un portafolio lleno de dinero, pero no acepté la propuesta”, cuenta.
“¿Te imaginas? Me hubiera tenido que ir a vivir solo a Nueva York y luego alguien pagó un boleto para ver a Hendrix e iba a salir un mexicanito flaco con su guitarra, ‘nombre’, me hubieran abucheado”, relata el guitarrista que también afirma que Douglas esperó hasta dos días su respuesta.
El legado de Bátiz en la música también se puede entender por sus aprendices. A sus palabras, son “más de mil alumnos” que han pasado por su casa en Tijuana. Entre los más conocidos están Rockdrigo, Carlos Santana y Fito de la Parra.
“Un dato muy interesante es que sólo dos mexicanos tocaron en Woodstock (1969), Fito de la Parra, con Canned Heat, y Carlos Santana, y los dos salieron de mi grupo”, comenta.
“Carlos es el más famoso de todos mis alumnos, pero sí quiero recalcar que él no ha hecho nada por el rock nacional, es famoso por tocar música afroantillana, jazz y blues, pero por el rock de México jamás hizo nada”, recalca.
Al recordar a Rodrigo González asegura que de seguir vivo “sería un dios del rock, era un súper genio, un súper vato, un gran escritor y sobre todo gran persona”.
La trayectoria musical de ‘El Brujo’ también está marcada por encontrar el lado positivo de los reveses que la vida le fue propinando.
Llegó a CDMX a sustituir a Johnny Laboriel en Los Rebeldes del Rock
Su llegada a la Ciudad de México fue para sustituir a Johnny Laboriel como vocalista de Los Rebeldes del Rock, pero pronto la banda y el tijuanense se dieron cuenta que tenían “ondas diferentes”. Sin embargo, el estar en la capital mexicana le permitió abrirse puertas en un ritmo más acelerado.
Otro de los momentos negativos en la carrera del guitarrista fue ser el gran ausente del festival de Avándaro junto a La Revolución de Emiliano Zapata, en 1971: “Armando Molina se robó la producción y dio órdenes de que no me dejaran pasar”.
En cambio, dos años antes había sido parte del primer festival masivo en la Alameda Central de la Ciudad de México.
“Fue mi primer festival, toqué a las 12 del día. La Alameda estaba llena de gente, eran 19 mil personas. Para mí fue una gran experiencia porque era un chamaquito de 17 años, a lo más había tocado frente a 500 gentes”, recuerda.
Le pedimos a una de las voces autorizadas del rock mexicano que nos diga, en qué estado considera que está el género, algo que responde sin pensar demasiado porque “El rock de ahora ya no es rock, ya son baladas más poéticas, rolas muy pensadas, el rock nacional lo mataron los mismos rocanroleros”.
‘El Brujo’ también aclara que no sólo se trata de criticar el momento, por eso “tengo una escuela en Tijuana donde enseñó música. Ya tengo tres grupos nuevos de alumnos. La única manera en que el rock no se muera es que los músicos toquen rock, pero ahora todo ya son gruperos, poperos y norteños”.
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Pocos artistas pueden presumir de tener una carrera de 67 años
Pocos artistas a nivel nacional pueden presumir de tener una carrera de 67 años. Javier Bátiz asegura que el “secreto para tantos años de rock es ser auténtico. Tienes que ser de a de veras, si eres sincero y lo que haces te apasiona, a las personas le va a gustar lo que hagas. Por eso podrás seguirlo haciendo y a las personas les seguirá gustando lo que haces”.
“Si tú no eres sincero y copias, te robas o haces algo que no es tuyo, tarde o temprano se te acaba. Sólo sé tocar y de eso vivo, no pararé hasta que Diosito me lleve”, apunta.
Le preguntamos si en algún punto de su vida cambiaría su decisión de “hacer música en lugar de hacerse famoso”.
“Estoy muy contento con lo que tengo, sigo trabajando en Estados Unidos, en Sudamérica y en el país. Sigo grabando, de gira, grabando videos y canciones. Lo único que me gustaría es volver a tener la fama de antes, no por el dinero, porque la fama lo que te da son más aplausos. Todas las decisiones que he tomado son perfectas, tan perfectas que aquí estoy”, indica.
Para cerrar la entrevista le pedimos a Javier Bátiz que nos diga cuál ha sido el sacrificio más grande que ha tenido que realizar para sus casi 70 años de carrera, al igual que con quién se encuentra más agradecido por una trayectoria tan brillante.
“Todo lo he logrado gracias a Dios. Él me dio la música, que es el vehículo más increíble para poder comunicar todos tus sentimientos, tu forma de pensar y de ser. Eso es lo que la gente siente y por eso te va a ver y escuchar lo tuyo, por eso es importante la sinceridad en el arte”, concluye.
TAR