La doctora Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la presidenta electa más votada en la historia del país, con más de 35 millones de votos, de los cuales el Estado de México aportó 5 millones 125 mil votos.
A pesar de ser un extraordinario resultado, no es sorpresa que en esta elección presidencial se haya desbordado el voto obradorista en el Estado de México. Ya en 2017, la hoy gobernadora Delfina Gómez Álvarez había hecho historia al lograr más votos que el PRI, algo impensado en la discusión política nacional. Si bien no resultó electa tras un proceso plagado de irregularidades y acciones abiertamente fraudulentas, había marcado un hito que resonaría en todo México.
En aquel entonces, el Estado de México era el bastión histórico del tricolor no solo por su generación de cuadros, su capacidad de operación y movilización electoral, sino por el peso demográfico de la entidad en el plano nacional.
Sin embargo, en 2018 ocurrió lo que ya sabemos: Andrés Manuel López Obrador pulverizó a la oposición en una elección sin precedentes, con el Estado de México como protagonista, constituyéndose en el principal y más grande semillero de votantes a favor de la transformación.
En 2023 nos volvimos a enfrentar en las urnas y la fuerza de la transformación se hizo sentir de nuevo con el contundente triunfo de la maestra Delfina Gómez, primera mujer en gobernar el Estado de México. Esta victoria histórica le puso fin a casi un siglo de gobiernos tricolores y volvió a sacudir al aparato priísta, que hoy se encuentra desmoronado tras las renuncias de los exgobernadores Eruviel Ávila y Alfredo del Mazo, así como de su última candidata a la gubernatura de la entidad, Alejandra del Moral.
Hace una semana, el Estado de México registró una victoria aplastante, resultado de una operación territorial sin precedentes en los municipios más poblados, en la capital mexiquense, en los municipios del sur, en los colindantes con la Ciudad de México, y por supuesto en el llamado corredor azul, donde el PRIAN perdió y así se rompió con un mito.
Para poder dimensionar el crecimiento de la 4T en el Estado de México en estos últimos 7 años, es importante revisar nuestra historia. En 2017 el movimiento obradorista gobernaba apenas un municipio, Texcoco, tierra natal de la gobernadora y de quien escribe estas líneas. En 2023 fuimos a las urnas con 35 municipios gobernados por Morena y en este 2024, tras la aplastante victoria de la próxima presidenta Claudia Sheinbaum, el obradorismo mexiquense gobernará 88 municipios, incluyendo bastiones del PRI y del PAN como Naucalpan, Toluca, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli.
Estos resultados no ocurrieron por arte de magia, son producto del gobierno y del movimiento liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador que, a través de la justicia social, la atención de los más necesitados, el combate a la desigualdad y la lucha contra la corrupción, ha generado cambios profundos que han dejado una huella imborrable en el Estado de México y en todo el país: 5.1 millones de mexicanos han salido de la pobreza a pesar de la pandemia; somos el país con menor desempleo a nivel mundial; la pobreza laboral se ubicó en su nivel más bajo registrado durante el primer trimestre de 2024. Esto explica que el presidente tenga una aprobación del 80% en su último año de gobierno.
Hay que destacar también como elemento fundamental del triunfo, la correcta articulación de candidatos locales con el movimiento nacional. Esta elección ratificó que el Estado de México no es una isla, sino un territorio del obradorismo, que está articulado y empujado por dirigentes locales, regionales y municipales, encabezados hoy por la Gobernadora Delfina Gómez, líder indiscutible de nuestro movimiento.
No podemos obviar que ahora los mexiquenses cuentan con el gobierno estatal de la Maestra Delfina Gómez, el cual ha venido trabajando en favor del pueblo mexiquense, siguiendo los lineamientos y los valores del presidente y ejerciendo un mandato popular inequívoco para transformar y corregir un siglo de corrupción, negligencia y abandono.
Esto se traduce en un gobierno que hoy cuenta con una aprobación de más del 60% y con un hecho contundente: a partir del 1 de enero de 2025, cuando los virtuales ganadores asuman su cargo, el 82% de la población será gobernada desde los ayuntamientos por un gobierno local de la transformación. Este respaldo también se ratifica tanto en los 40 de 45 distritos ganados, como en la consecuente mayoría calificada en el Congreso del Estado de México.
Ahora contaremos con un Gobierno del Estado de México trabajando de la mano con los gobiernos locales y en plena coordinación con la Presidenta Claudia Sheinbaum, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y, más importante aún, haciendo equipo con el pueblo mexiquense. Lo tenemos todo para transformar a nuestra entidad. Está prohibido fallar.
En virtud de lo anteriormente expresado y las ya mencionadas renuncias de liderazgos históricos, la elección del pasado 2 de junio acelerará la fuga de cuadros, el debilitamiento del PRI y la consecuente consolidación del obradorismo como proyecto hegemónico mandatado desde las urnas. No sería ninguna sorpresa que del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional del Estado de México solo queden, para cerrar la puerta, los últimos incondicionales de su impresentable dirigente Alejandro Moreno.
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TAR