¿Ofertas?

Señoras, señores y señoros. Señoritas, señoritos y señorites. Niñas, niños y niñes… 

¡Bienvenidos sean al invierno de nuestro descontento! Declaro oficialmente iniciados los Juegos del Hambre con todo lo que ellos implican. 

Listas por acá, listas por allá. Nombres barajándose a diestra y siniestra. Perfiles, que de ser bajos perfiles amenazan con ir por todito y más. Todo sea por aparecer en las boletas. Sí, que sí, en las listas nominales y en las boletas electorales. 

Que a qué me refiero, facilísimo. El año electoral está a punto de dar inicio,- a pesar de que habrá quienes me digan que hace rato inició y está dando mucho de qué hablar, – con toda la carnita al asador, los institutos políticos tratando de jalar agüita a su molino y es que no es para menos.

Las elecciones de 2024 serán históricas, por muchas razones: serán las más grandes registradas en el país hasta el día de hoy, implicando a un padrón electoral que cuenta con casi cien millones de votantes en potencia, – lo cual puede significar mucho o no, porque en las  elecciones de 2018, la participación de los votantes apenas alcanzó el 63.4 %, mientras que, en el 2012 fue de 63.1% y en el 2006 fue de 58.5%, con muchas implicaciones que espero alcanzar a desmenuzar en esta nota.

En el 2006 el ganador fue Felipe Calderón Hinojosa representante del PAN, que al parecer daría continuidad a la alternancia partidista iniciada de en el año 2000 cuando Vicente Fox se convirtió en el habitante de los Pinos, y que tras haber dado inicio a la guerra en contra del narcotráfico, abrió paso al regreso del Partido Revolucionario Institucional con Enrique Peña Nieto como el candidato designado por los mexicanos para ser el representante del Poder Ejecutivo. 

La labor del Movimiento de Regeneración Nacional  rindió frutos cuando en una votación sin precedentes Andrés Manuel López Obrador obtuvo poco más de 30 millones de votos, demostrando una arrasadora aceptación de la población como candidato. Muy lejanos quedan los 19 millones de votos obtenidos por Enrique Peña Nieto en 2012 o los 15 millones de Felipe Calderón en el 2006, 

Es en esta elección en la que es casi un hecho que una mujer será quien conduzca los destinos de los Estados Unidos Mexicanos, el cuernito de la abundancia que al parecer no se cansa de dar, repartir y que, a pesar de guerras internas, saqueos, corrupción, cinismo y un montón de etcéteras sigue dando y dando y dando…

Es momento de cuestionarnos varias cosas de cara a una elección inédita en la que se decidirá la renovación de  la elección del cargo presidencial, 128 senadores y 500 diputados federales, lo cual ya había ocurrido en 2012 y 2006, pero ahora se sumarán 8 gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la renovación de 31 congresos locales, y lo que se acumule con intereses creados y por crear.

Las elecciones del Estado de México – laboratorio electoral del país, – ya dejaron de manifiesto el sentir de la población y que en comportamiento político, el electorado es capaz de dar sorpresas que cambian por completo los destinos de las naciones.

El análisis y la prospectiva nos invitan a vaticinar, pero yo creo que esto va mucho más allá. La observación me dice que son pocos los perfiles capaces de conectar con la gente, capaces de empatía, compasión y si nos ponemos exigentes cada vez con menor carisma y gracia. Siguen siendo muchas las desigualdades y las deudas históricas y existe una gran urgencia de dar respuestas que satisfagan las necesidades de fondo de la población.

Observo que falta poner atención de manera urgente en tres temas: Las juventudes y sus temas de interés, primeros empleos, acceso a la educación, la salud y su libre ejercicio de una sexualidad responsable, sobre todo si recordamos la pandemia de embarazos adolescentes de la que somos punta de lanza en el mundo y que imposibilita su desarrollo integral.

Los temas de derechos humanos en general, que incluyen los feminismos y diversidades sexuales y a los que al parecer nadie se atreve a entrarle a fondo, aún. Y por supuesto la deuda con aquellos que han dedicado sus vidas y experiencia a trabajar como los cimientos económicos de este país  y que infortunadamente viven en condiciones de precariedad y vulneración. 

Hay que estar muy pendientes de las plataformas políticas que cada uno de los candidatos de los diversos institutos políticos pongan a nuestra consideración, a fin de cuentas, cada uno de nosotros dará un voto de confianza a través del pleno ejercicio de nuestra ciudadanía, AL VOTAR, a alguno de ellos y será responsable de que lleguen al poder las propuestas que realmente estén diseñadas para trabajar por y para cada uno de los mexicanos.

Darle trabajo durante tres o seis años a los miembros de la clase política debe ser algo que nos tomemos muy en serio y si no es así que la NACIÓN NOS LO DEMANDE…

“Ma u satal k´atun lae, 

wai tak´ petenil tumen k´a sijnalil, 

lai peten lae.”

No se perderá esta guerra, 

porque este país se unirá 

y este país renacerá.

Chilam Balam