En su segundo concierto presencial de la Orquesta Filarmónica de Toluca (OFIT) en el Teatro Morelos su director Gerardo Urbán y Fernández invitó al público presente y virtual a compartir con ellos sus presentaciones, el público aún no muestra confianza para regresar al recinto.
“Ya empezamos a sentir las emociones que también ustedes nos transmiten a nosotros. Tenemos que confiar y darle continuidad, el año 2019 fue maravilloso y extraordinario, las posibilidades eran infinitas hacíamos conciertos, operas, recibíamos de ustedes todo el apoyo”.
Gerardo Urbán y Fernández
Los conciertos mantienen un aforo del 30 por ciento y las presentaciones de la OFIT son del gusto de los toluqueños, y este domingo se les deleitó con la Sinfonía No. 2 op. 73 de Johannes Brahms, el cual duró cerca de una hora.
La primera sinfonía se interpretó hace unos meses, pero dicho concierto fue sin público y se transmitió únicamente de manera virtual.
Ahora, esta sinfonía más compleja, la cual consta de cuatro movimientos, cada uno de ellos inspira sentimientos diferentes y hasta opuestos.
El director de la OFIT no inició sin antes ofrecer sus tan acostumbradas introducciones, donde recordó que la música de Brahams es más popular de lo que se piensa, con las danzas húngaras y música de cuna.
“Brahams fue uno de los máximos exponentes del movimiento Romántico, el cual tienen que ver con la idea de la lucha de la razón contra el sentimiento y es uno de los protagonistas más indiscutibles y sobre todo de la capacidad que tiene sólo la música de producir emociones y sentimientos”, detalló.
Añadió
Urban y Fernández calificó la composición del músico alemán como mágica, “sabe poner a cada instrumento acompañado de otro casi de una manera pictórica, me atrevo a decir, y eso nos va a dar emociones. Lo que busca no es contarles una historia, lo que quiere es que ustedes sientan”.
Y así inició el concierto, el primer movimiento con un inicio sencillo que invita a un viaje de introspección.
El segundo evoca al dolor y la tristeza, el tercero lleno de dulzura y alegría y finalmente el cuarto, vibrante y emocionante.
NEF
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