Los conflictos sociales debido a las obras o proyectos relacionados con el agua se han incrementado en los últimos años. Al 2021, el Observatorio de Conflictos Socioambientales de México contabilizaba 333, pero a éste número habría que agregar las inconformidades por los tandeos y la mala calidad del líquido que llega a los hogares todos los días.
Actualmente todas las plataformas políticas involucran temas del agua
El incremento de este tipo de conflictos obedece a una obvia manifestación del problema, cuando la sociedad está inmersa en alguna disputa legal o cuando la contaminación se descontrola en los cuerpos receptores de agua, muchas veces gracias a un usuario irresponsable.
Pero también hay problemas que se originan por la falta de socialización de los proyectos y obras hídricas, mismas que deben ser consideradas por las autoridades responsables de suma importancia, con la finalidad de que le expliquen a la ciudadanía los problemas a los que se han enfrentado para brindar el servicio y de esta manera justificar sus acciones.
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La experiencia ha demostrado que cuando se implementan estas acciones la respuesta es favorable. Si se involucra a los ciudadanos en la solución del conflicto y si se evita que algunos grupos de interés, ajenos al tema, mal informen y busquen crear descontento para obtener “raja política” o económica, mucho mejor.
Los problemas relacionados con el agua se agravarán día con día y por ello las soluciones deberán ser consensuadas e informadas, hasta llegar al punto en que propuestas irresponsables no sean aceptadas y se castigue políticamente a quien las proponga, solo así podremos construir entre todo un modelo de gestión sostenible y sustentable.
Existen otras formas de participación las cuáles se deben privilegiar, entre ellas están los consejos ciudadanos, organismos creados al interior de los prestadores de servicios de agua y saneamiento con el objetivo de crear instrumentos de decisión colegiados. Tenemos casos muy exitosos de esta forma de involucramiento que han permitido que la planeación trascienda trienios o sexenios, incluído el beneficio que ayuda a socializar los problemas y soluciones a seguir.
Estos consejos son muy útiles cuando se consigue que sean conformados por usuarios domésticos e industriales, además de contar con representantes de los tres órdenes de gobierno, de esta forma, entre todos, se toman las mejores decisiones.
Otro punto a considerar es la transparencia y la calidad de la información
Una sociedad informada, acostumbrada a saber los datos del desempeño de su prestador de servicios, es una sociedad comprometida y exigente. Se deben cumplir todas las obligaciones de ley en materia de transparencia y hacer mucho más “digerible” esta información y poder tener indicadores de gestión que mencionen, por ejemplo, el agua que se pierde en la red de distribución, la calidad del agua que entregan, la calidad del agua tratada, costos de producción y tarifas de una forma entendible.
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Son las contralorías sociales un mecanismo de participación que no ha logrado permear efectivamente en todos los organismos operadores del país.
Pueden ser una forma muy benéfica para fomentar el conocimiento de las acciones que se llevan a cabo en materia de agua.
De esta forma llegamos a las organizaciones ciudadanas que prestan los servicios de agua, drenaje y saneamiento, como los sistemas comunitarios, patronatos y organizaciones ejidales, entre otros, mismas que requieren de un acompañamiento técnico y de capacitación acorde a la responsabilidad que atienden.
Claro, los organismos tienen su parte de responsabilidad para brindar un adecuado programa de transparencia de datos y de información, pero también los ciudadanos deben poner de su parte para corresponder y exigir dicha información con respecto al agua, lo que repercute directamente en su salud y sin duda en el cuidado del medio ambiente.
Y le recuerdo, estimado lector, que el acceso a la información es una condición necesaria, aunque no suficiente.