El problema del agua, su acceso equitativo, calidad, garantía efectiva de derechos humanos, contaminación, equilibrio ecológico, disponibilidad, escasez, sequía, conflictos sociales, sostenibilidad de acuíferos y cuencas e inversión, son sólo algunos de los aspectos que habrán de enfrentar quienes resulten electos el próximo 2 de junio. Se podría cometer el error de pensar que es sólo uno de tantos problemas a resolver, pero el agua es un elemento transversal para otros temas, como puede ser alimentación, pobreza, salud, educación, economía, entre otros, de ahí su importancia estratégica para el futuro sostenible de México.
Escuchamos las propuestas de los candidatos en cualquier orden de gobierno y por supuesto que quedan dudas y explicaciones a fondo de las acciones que se habrán de emprender, en su formato de debate mucho más escuetas que en los documentos que pudieran compartir, también es cierto que los que resulten ganadores tendrán un tiempo razonable para convertir lo propuesto en programas de gobierno con todos los elementos para su ejecución.
La mayor parte de los diagnósticos son acertados, más no se han hecho explícitas las causas de fondo, a nivel nacional se han propuesto algunas acciones interesantes y dignas de profundizar como es la tecnificación del campo y el impacto en la seguridad alimentaria, a pesar del porcentaje concesionado a este sector, no han estado exentos de algunos fenómenos naturales como la sequía, que ha puesto en riesgo los ciclos agrícolas. La gestión metropolitana es otra propuesta que se ha planteado en debates de dos órdenes de gobierno, sin duda un modelo de gestión metropolitano tendría mayor fortaleza que la fragmentación de responsabilidades en que se gestiona actualmente.
En cuanto a los fondos necesarios, poco se ha hablado acerca de cómo estaría conformado un sistema financiero de agua, ya que no sólo que se requiere una cantidad de recursos económicos importante, hemos planteado que, del orden de los 450 mil millones de pesos anuales, hasta el momento los fondos propuestos han sido mucho menores o no se han especificado, aunque aún estaría pendiente el qué hacer para mantener la infraestructura que se construya.
Lo que es un hecho, es que la solución debe ser de fondo, no esperemos que las soluciones lleguen sólo por reforzar ciertas acciones, o realizando algunas parcialmente, fueron décadas las que pasaron para llegar al punto crítico en el que estamos. Por ejemplo, se tendrá que discutir la conveniencia de mantener la responsabilidad de la prestación de los servicios a nivel municipal, en qué casos mantenerlo, y cómo regularlos.
Dado el calado del reto, será importante convocar a una discusión nacional donde se escuchen todas las voces, de todos los sectores de la sociedad, donde se habrá de definir en primera instancia el camino a seguir, dado que las soluciones no habrán de resolverse en un plazo de seis años, ni dos, quizá más. Los grandes temas nacionales requieren tiempo para consolidarse, ¿seremos capaces de anteponer el bienestar de los mexicanos a posiciones partidistas? ¿Se podrá seguir un plan a mediano y largo plazo?
TAR