El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) destina alrededor de 20 mil millones de pesos cada año al pago de subrogación de servicios.
El monto representa una cuarta parte de su presupuesto y es un problema por el abuso en sobreprecios y contratos que “pasan de mano en mano entre los proveedores”, denunció Pedro Zenteno Santaella, director general del organismo.
Si el instituto recupera su capacidad operativa y de prestación de servicios médicos, como se pretende, obtendrá un ahorro de 25 a 30 por ciento sólo en el primer año.
Ese es el objetivo, pero el avance será gradual porque el “desmantelamiento y privatización silenciosa” que se llevó a cabo durante décadas pasó por la eliminación de códigos de puestos de trabajo que hoy no se pueden contratar.
En entrevista, el funcionario comentó que está en proceso una reingeniería en la organización del Issste porque, es cierto, “prácticamente todo está en manos de empresas privadas”.
Se necesita contratar alrededor de 7 mil trabajadores y conseguir los equipos médicos directamente con los fabricantes. “No queremos a los intermediarios”.
Para identificar las necesidades de personal y equipos médicos se realizó un censo en hospitales de segundo y tercer niveles de atención.
Con el apoyo logístico de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en dos semanas médicos y enfermeros recorrieron el país para obtener la información sobre los recursos humanos y materiales propios y los contratados con particulares.
En breve, explicó el director del Issste, estará disponible la estimación del dinero que se requiere. A continuación la charla que sostuvo con La Jornada.
Una deuda de 30 mil mdp en el Issste
–¿Qué pasó en el Issste?
–Es una gran institución que dejaron caer los gobiernos neoliberales. Su visión era la privatización de la salud e iban a empezar por aquí. Fue evidente porque empezaron a desmantelarlo, a quitarle su capacidad resolutiva, a no contratar personal, a perder el rumbo del instituto.
–Las anomalías se conocen desde el inicio de la administración, ¿por qué pasó tanto tiempo sin actuar?
–Los problemas están en varios frentes, se identificaron desde el inicio de este gobierno, pero nos detuvo la pandemia de covid-19. Aun así se ha trabajado. En 2019, cuando estuve en la Unidad de Administración y Finanzas (diciembre de 2018 a septiembre de 2020), encontramos un pasivo de 30 mil millones de pesos. Eran deudas con proveedores que se cubrieron y todavía debemos entre 3 mil y 5 mil millones de pesos. Debemos seguir para tener finanzas sanas.
Zenteno Santaella, quien ocupa la dirección general del Issste desde el 30 de noviembre de 2021, resalta otro aspecto de la situación en el organismo: cuando surgió el instituto, el primero de octubre de 1959, hace 63 años, había 500 mil derechohabientes. Hoy son 14 millones y la infraestructura no creció al mismo ritmo, sobre todo en el primer nivel.
–¿La contratación de empresas privadas para la prestación de los servicios es otro problema?
–Sí. Forma parte de la visión que había de desmantelar al Issste. Era una privatización silenciosa que se dio en las áreas de seguridad, limpieza, lavandería, cocina, ambulancias y para la prestación de servicios médicos. Sólo tenemos los inmuebles, prácticamente todo está contratado.
–¿Para cuándo terminan esos contratos?
–Se firmaron por tres años y la mayoría de servicios médicos integrales –10 de 13– terminan el 31 de diciembre. El plan es recuperar, de manera gradual, la capacidad resolutiva del instituto. Vamos a ver con fabricantes de equipos médicos y materiales que nos vendan.
–¿Cuánto de la operación podría recuperar el Issste?
–Ochenta por ciento, pero dependemos de que haya los equipos y todavía estamos en el análisis de lo que se comprará. En diciembre también concluyen los contratos de seguridad y limpieza. Vamos a retomar esas funciones, pero hay que contratar trabajadores.
A los anteriores gobiernos no los acusamos de tontos, fue estratégico y silencioso lo que hicieron para desaparecer los códigos de puestos de estas áreas y otras, como laboratoristas, que en este momento no podemos contratar.
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Plan B para la transición
–En 2023 seguirá la subrogación…
–Depende de la capacidad de producción de los fabricantes. Nosotros podemos avanzar con los servicios integrales más sencillos: imagenología, tamiz neonatal, endoscopía, osteosíntesis. Estamos viendo si logramos tener las máquinas de anestesia. Es un desafío importante pero ya le entramos y lo vamos a lograr en el corto y mediano plazos.
–¿Tienen un plan B?
–Sí, para garantizar los servicios médicos a los derechohabientes durante esta transición, tenemos previsto recurrir a otras instituciones de salud o al sector privado.
–De todas maneras, en el Issste hay un rezago en la atención médica y quirúrgica…
–El rezago que se generó por la pandemia de covid-19 ya está en proceso de normalización, aunque sí, hay retraso en cirugías de oftalmología y de columna.
A esto se suma la falta de laboratorios clínicos en las unidades de primer nivel de atención. Buscamos que en algunas unidades de medicina familiar se instalen los equipos para la realización de las pruebas y que el resto cuente con la capacidad para la toma de muestras.
Así el derechohabiente ya no tendrá que trasladarse como ocurre actualmente. Con eso le cambiaríamos el rostro al Issste.
–¿Por qué se necesitó la participación de la SSPC en la reorganización del instituto?
–Porque es un desafío importante. Se requiere de un equipo interdisciplinario como el que se ha integrado con la SSPC, el Seguro Social, la Oficialía Mayor, la Secretaría de Hacienda y nosotros. La corrupción es demasiada, se tiene que atacar desde distintos frentes, con estrategia y planeación.
No es nada más aventarse un salto. El presidente Andrés Manuel López Obrador es un estratega y ya lo tenía previsto, pero el covid-19 nos metió en otra dinámica.
–¿Continúa la participación de la SSPC?
–Sí. Sin su apoyo logístico no habríamos podido recorrer los 140 hospitales de segundo y tercer niveles en dos semanas para levantar el censo de personal y equipos con que cuenta el instituto y cuáles son contratados con particulares. Trabajamos como un gobierno integrado.
Nos ayuda a tener una visión más amplia y hacer un diagnóstico certero sobre un tema, el de la salud, que es de seguridad nacional.
Vamos por la transformación del Issste. Ya iniciamos, habrá avances importantes y en los siguientes dos años, antes de que termine esta administración, lo vamos a dejar muy encaminado.