Cada mañana Sara se alista para atender a su familia, su esposo y tres hijos, antes de salir a trabajar en la reparación de fugas o medidores que fallen en la red hidráulica de los vecinos del municipio de Tecámac.
Sara es plomera
Los ingenieros definen la plomería o la fontanería como la actividad relacionada con la instalación y mantenimiento de redes de tuberías para el abastecimiento de agua potable y drenaje de aguas residuales.
Aunque Sara estudió la carrera de Optometría, su carácter rudo e inquietud por aprender cosas nuevas la orillaron a inscribirse en un curso impartido por el Conalep sobre el oficio que ha existido por más de 8 mil años.
Ser mujer en una actividad 99 por ciento para hombres, no fue impedimento para que la joven madre de familia se interesara en conocer todo sobre la conexión de tubos que conducen el agua a los usuarios del Organismo Descentralizado de Agua Potable y Saneamiento (Odapas) de Tecámac, dependencia en la que trabaja actualmente.
Ella tiene claro que sus conocimientos son muy importantes en el abastecimiento del líquido a las más de 547 mil personas que residen en este municipio ubicado al noreste del Valle de México.
Los antepasados hacían canales y tuberías con barro y paja; en la antigua Roma se construyeron acueductos de piedra hacia los palacios de los emperadores; pero fue a finales del siglo XIX, según la historia, que la plomería moderna tuvo sus inicios con el uso de los tubos de hierro fundido que se unían con plomo.
Actualmente, en la mayoría de los países occidentales dicho sistema está prohibido y el material se ha sustituido por otros más modernos como el cobre, el PVC o el polietileno de alta densidad (PEAD).
Eso es parte de lo que Sara aprendió en la capacitación que recibió como parte de un programa impulsado por el gobierno municipal para empoderar a las mujeres de esta localidad y formar parte de la fuerza laboral de 18 mil plomeros que aproximadamente hay en el Estado de México.
En enero de 2022, treinta y cinco mujeres aceptaron el reto y se graduaron; no solo eso, también consiguieron un empleo y se convirtieron en el primer grupo de fontaneras al servicio de las familias tecamaquenses.
Sara, vecina de la sección Bosques del fraccionamiento Los Héroes, se ha mantenido en el empleo, pero reconoció que no ha sido una tarea fácil.
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Cuando la invitaron a aprender sobre este oficio, lo vio como una oportunidad para aportar sus conocimientos en casa y estar preparada en caso de una falla en el boiler o del gas, por ejemplo.
“Me considero una mujer muy femenina, pero a la vez muy ruda; entonces cuando supe de esta oportunidad no dudé en inscribirme porque lo vi como un complemento”, dijo.
Reconoció que en un inicio su esposo y padres se opusieron a que tomara el curso, pues le señalaron que ese era un trabajo de hombres, pero ella perseveró y se inscribió.
“Desde ahí hubo el primer impedimento, pero la verdad es que a mí me gusta y sentí que fue un complemento para mí”, añadió.
Vio el oficio como una oportunidad para aportar sus conocimientos en casa
Ella considera que lo único que marca una diferencia de sus compañeros hombres es la fuerza, pero en inteligencia y creatividad son iguales.
“Me gustó la idea de que además de aprender podía tener un empleo y desde entonces me apegué y me aferré a la oportunidad”, apuntó.
Se ha enfrentado a algunos casos de discriminación por parte de los vecinos, hombres y mujeres, que dudan de su capacidad por atender el servicio.
La práctica y su buen ánimo para resolver cualquier problemática relacionada con las fugas, le ha permitido demostrar a los usuarios que sí puede hacerlo bien.
Ahora no solo enseña a otros compañeros varones el oficio, sino que también se encarga de hacer las reparaciones instalaciones necesarias en su casa y con sus familiares cercanos.
Ya no requieren el servicio de un plomero externo porque ella lo puede resolver.
De acuerdo con Data México e información de la Secretaría de Economía, la fuerza laboral de los plomeros, fontaneros e instaladores de tubería fue de 181 mil personas en todo el país, hasta el tercer trimestre de 2022.
Según los datos 99.5 por ciento de los trabajadores correspondió a hombres y apenas el 0.5 por ciento a mujeres.
La información señala que, durante el año pasado, el gremio obtuvo un salario promedio de 6 mil pesos, trabajando alrededor de 37.9 horas a la semana y su fuerza laboral fue mayor en la Ciudad de México, el Estado de México y Nuevo León.
SPM