El 8 de noviembre fue ratificado por seis años más como secretario ejecutivo del IEEM, Francisco J. López Corral, por unanimidad y con el consenso de todos los partidos. Los discursos de las consejeras y representantes fueron penosos. Nadie hizo una justificación razonada de la decisión.
Fueron intervenciones llenas de frases huecas, zalamería y servilismo. Solo hubo una intervención digna de rescatar: el consejero Francisco Bello sostuvo que “no es saludable para nadie eternizarse en algún cargo, no es sano para la persona y mucho menos para las instituciones”.
Nadie recordó el lamentable papel de las áreas técnicas del IEEM, todas bajo el mando de López Corral, en los comicios recientes, especialmente en el de 2017. Ni siquiera el representante de Morena hizo algún cuestionamiento a la ratificación, a pesar de ser el partido más agraviado por tales errores, lo cual revela su complicidad con el PRI, y la de otros partidos, en esos comicios.
A todos se les olvidó el sesgo que hubo en el conteo rápido, para dar como ganador al PRI la noche del 4 de junio. Tampoco recordaron que casi dos mil actas del PREP no se cargaron en el sistema y que el número de paquetes a recontar el 7 de junio disminuyó sin ninguna razón técnica o legal. Todas esas tareas estaban a cargo de López Corral, quien nunca dio una explicación. Su respuesta fue el silencio. Apostó a que la fuerza del sistema impusiera los resultados.
A las consejeras y representantes también se les olvidó el desastre del PREP 2018, que después le costó el cargo al jefe de la Unidad de Informática. Tampoco recordaron las deficiencias del PREP 2021, cuyo ente auditor, el IPN, recomendó que no se aplicara el 6 de junio porque no se habían atendido sus recomendaciones. A pesar de eso, muy al estilo autocomplaciente de los representantes, Alfonso Bravo, del PAN, dijo que el trabajo de IEEM es de mayor calidad y profesionalismo que el del INE.
Nadie dijo que detrás de esta ratificación hubo una instrucción del gobierno del Estado de México, tal como ocurrió en 2014 y en 2015. Esto mismo se les pidió a las últimas finalistas para el cargo de consejera presidenta: las apoyarían siempre y cuando ratificaran a López Corral en el cargo. Esa es la verdadera razón. Lo demás es pura simulación de consejeras y representantes.
Tampoco mencionaron que antes de esta ratificación, para lograr ese consenso, hubo el reparto de poder acostumbrado entre los partidos “opositores” al PRI. Van algunos ejemplos de 2021: a Morena le dieron al menos cuatro de nueve magistraturas del Tribunal Superior de Justicia Administrativa (TSJA) y dos comisionados del Instituto de Acceso a la Información; el PAN obtuvo una.
A otros partidos no les tocó algo porque ya habían tenido su cuota de poder. Al PRD le dieron la presidencia del TSJA y al PT la contraloría del poder legislativo. Años atrás hubo una secretaría del gabinete estatal para el PVEM y una subsecretaría para Movimiento Ciudadano. Esa son las razones de su “consenso”.
En síntesis, el gobierno estatal decidió mantener el control del órgano electoral, porque sabe que es vital para permanecer en el poder en 2023. Para eso ha planeado una estrategia que pasa por el IEEM. Consiste en mantener a la secretaría ejecutiva como otro brazo electoral del PRI. El gobierno sabe que ahí abundan operadores priistas para realizar esas y otras tareas. Todo lo demás son mitos que solo existen en la imaginación de consejeras y representantes.
ASME
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