Pocos saben que en pleno siglo XXI sobrevive a los estragos del tiempo -estoicamente-, una de las primeras Sinagogas de la comunidad judía que se arraigó en tierras aztecas; cuyos muros resguardan el eco de sus tradiciones, su identidad, sus creencias y ritos religiosos.
Sinagoga Histórica Justo Sierra: Un recinto de magia, historia y tradición
Se trata de la Sinagoga Nidje Israel, conocida ahora como Sinagoga Histórica Justo Sierra; el primer referente cultural de una comunidad perseguida históricamente. Un rincón impregnado de magia e historia, y que sin duda alguna es uno de los destinos turísticos más emblemáticos para cualquier visitante del país y el extranjero.
Ubicado en el corazón del centro histórico de la Ciudad de México, este recinto fue el primero que albergó a los judíos ashkenazitas, aquellos inmigrantes originarios de Rusia, Polonia, Alemania, Lituania y Hungría que hablaban idish cuando llegaron a México y que necesitaban de un lugar donde pudieran rezar.
Un poco de historia
La presencia de los primeros judíos en México se remonta poco después de la llegada de los españoles a tierras mexicas. Los cripto-judíos o conversos -porque fueron bautizados por la Iglesia de España y Portugal-, creyeron que llegando a tierras recién descubiertas tendrían la oportunidad de iniciar una vida en libertad.
Para su desfortuna, la Inquisición de la Nueva España impidió que su sueño se hiciera realidad y los que sobrevivieron a esta época lo hicieron secretamente, salvaguardando sus ritos y tradiciones de una manera muy discreta.
La comunidad ashkenazí que logró permanecer en los inicios del siglo XX se estableció en el barrio de La Merced, en la Ciudad de México, donde comenzaron su proceso de adaptación cultural, sin perder sus tradiciones y sobre todo sus raíces religiosas.
Para ello, decidieron congregarse primero en las viejas vecindades coloniales del barrio; abrieron tiendas de productos judíos y carnicerías kosher para el abastecimiento de la despensa familiar y, posteriormente sostuvieron reuniones para construir una sinagoga de culto en algún predio cercano a donde vivían.
En 1912 se conforma la Sociedad de Beneficencia Alianza Monte Sinaí con judíos de diversas nacionalidades, cuyo primer objetivo fue la creación de un panteón judío, que se concretó en 1914. En 1918, la Sociedad fue reconocida de manera oficial por el gobierno mexicano y ese mismo año pudieron adquirir la casa donde se edificaría la primera sinagoga en toda forma: Monte Sinaí, en la calle Justo Sierra, inaugurada en 1923 por judíos de Damasco, Siria.
Los judíos ashkenazitas se separan de la Sociedad Monte Sinaí en 1922 y continúan su camino; debido a diferencias culturales, en idioma y forma de rezar.
Una época de esplendor… y abandono
En 1941 se construyó la Sinagoga Nidje Israel, ubicada en el número 71 de Justo Sierra; una copia fiel de la de Shavel (Siauliai), Lituania, con una belleza muy singular, pues posee una fachada neocolonial en consonancia con el entorno colonial del Centro Histórico; mientras que su segunda fachada interior muestra la influencia del diseño de sinagogas del siglo XIX, inspiradas en el estilo neoromántico y en la tradición hebraica ortodoxa.
Se sabe que las primeras sinagogas de México fueron imitaciones de otras, pues los inmigrantes no querían olvidar su pasado, y de alguna manera lo trajeron a su nueva diáspora.
Pero el motivo por mantener la sinagoga en la discreción y semioculta fue principalmente porque quienes la construyeron venían de países con un tremendo antisemitismo, por lo que preferían pasar desapercibidos, sin llamar la atención; a pesar de que llegaron a un México libre y de puertas abiertas.
En los albores de los años 40, la Sinagoga de Justo Sierra 71, funcionó también como centro de celebraciones sociales y de trabajo comunitario hasta mediados de los años 60; cuando por el ritmo del tiempo la comunidad judía decide emigrar a otras zonas de la Ciudad de México. Este hecho originó el cierre del edificio y su inminente deterioro; por lo que durante más de tres décadas permaneció en relativa soledad y abandono.
Un resurgimiento para su religión y la cultura
Después de varios intentos por rescatarla, el gobierno de la Ciudad de México logró la reubicación de los vendedores ambulantes que hacían imposible el acceso a la zona y en 2008 comenzó el trabajo de rescate a través de donativos en especie y moneda, junto con un equipo de ingenieros, arquitectos y restauradores que le devolvieron su brillo y esplendor original.
El 13 de diciembre de 2009, bajo la dirección de Mónica Unikel, la Sinagoga Histórica Justo Sierra se reinauguró para albergar -en esta nueva etapa-, diversas actividades culturales y religiosas.
Con la anuencia de la comunidad ortodoxa, el recinto ha sido un espacio didáctico y cultural, abierto a todo el público, para apreciar no sólo su arquitectura y la cultura judía; sino diversos eventos culturales y artísticos promovidos por su directora.
Estos muros han abrazado a lo largo del tiempo no solo su espiritualidad, sino también las artes; por eso es un recinto lleno de magia, historia y tradición, que bien vale la pena conocer.
Para los visitantes que deseen adentrarse a fondo en la belleza de este lugar, la vida e historia de la comunidad judía; la Sinagoga Justo Sierra cuenta con visitas guiadas en distintas modalidades, tanto dentro del recinto como en las calles aledañas para conocer la vida de los inmigrantes judíos que se asentaron allí hace 100 años y en las que sus guías hacen de ello una experiencia única.
Mayores informes: info@sinagogajustosierra.com, 5555224828; Fb: Sinagoga Histórica Justo Sierra e IG: @sinagogajustosierra