Se aproxima la época de las posadas, una celebración que tradicionalmente requiere de muestras gastronómicas específicas, como el ponche y los tamales, a pesar que estos son más reconocidos el día de la candelaria.
En el Estado de México, específicamente en el Valle de Toluca, al hablar de tamales se piensa en los de “ollita”, propios del municipio de Ocoyoacac y que tienen gran demanda en la festividad de febrero, a los cuales les brindaremos su debido espacio; sin embargo, existen otros de gran tradición puesto que provienen de los pueblos originarios.
Los tamales agrios, son uno de los platillos que conservan los mazahuas mexiquenses, tal es el caso de la señora Adela García, quien mantiene la tradición desde la forma en que prepara el tamal.
“El fogón, el metate, la prensa para hacer las tortillas, las cazuelas o la leña es lo que utilizamos todavía y la verdad a mi me gusta cocinar dentro del fogón, más que nada a la leña, tu sientes el sabor y uno se da cuenta de cuando no lo cocieron en olla de barro o cazuela, es un sabor diferente”, explicó la cocinera.
Los tamales agrios tienen un valor simbólico
Detalló que este platillo tiene un gran valor simbólico para los pueblos originarios, toda vez que suelen utilizarse para conmemorar fechas y celebraciones.
“Los tamales agrios siempre los preparamos para fiestas tradicionales, o para bodas, pero se hacen más en fiestas tradicionales, cuando es algo de la iglesia o ahora las posadas también hacemos”, dijo García.
Asimismo, explicó la forma en que realiza esta muestra culinaria tradicional, misma que puede demorar hasta cinco días por la preparación de los insumos.
“Cocemos el maíz y ya cuando está bien cocido los dejamos un día para que se enfríe y al día siguiente los echamos al molino, para que se convierta en masa, y de ahí lo dejamos reposar otros tres o cuatro días”, explicó.
La cocinera, puntualizó que los tamales agrios, suelen ser salados, a base de frijoles; sin embargo algunos mazahuas de la entidad hacen la variación con azúcar.
“Después ponemos la masa en el metate y nosotros le pones un poco de azúcar para que no se sienta tan agrio y lo revolvemos bien en lo que se remojan la hojas. Agarras la masa la pones en la hoja y ya después para la olla, lo dejas una hora y se tiene que poner como durito”, señaló García.
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Una tradición que no se debe perder
Finalmente, enfatizó que esta es una tradición que no se debe perder, por lo que tratan de heredarla en su comunidad, esperando pueda ser revalorizada en el resto de la sociedad.
“Es un platillo que no se debe de dejar atrás, tiene que seguir adelante, los jóvenes no deben de dejarlo tienen que seguir por la tradición, más que nada”, concluyó.
DMM