La degradación de los ecosistemas causada por la deforestación, la construcción sin evaluación ambiental, el uso inadecuado de plaguicidas y maquinaria pesada, así como la erosión, ha impulsado a José Gonzalo Pozas Cárdenas, investigador y académico de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), a aplicar agroecología para revertir estos daños.
La agroecología promueve prácticas agrícolas sostenibles que favorecen la biodiversidad y la calidad de los cultivos, equilibrando la conservación del medio ambiente, la salud del suelo y la producción de alimentos.
¿Qué es la agroecología?
En la región de “El Cerrillo” Piedras Blancas, en Toluca, Pozas Cárdenas implementa un sistema de policultivos, produciendo entre 20 y 30 especies de hortalizas orgánicas en una superficie de 1200m², y cultiva alrededor de 200 árboles frutales, incluyendo manzanos, ciruelos y membrillos.
“El proyecto nace, aproximadamente, hace unos 12 o 13 años al observar que esta era una zona de disposición de residuos sólidos y de poder regresarle al ecosistema su estado natural, el objetivo también es estar estableciendo sistemas de producción asociados, como las hortalizas y las milpas, generando modelos de producción agroecológicos, sanos y saludables para un ecosistema”, mencionó.
El investigador también desarrolla un jardín lineal de plantas aromáticas y medicinales para rescatar la herbolaria y fomentar la presencia de especies polinizadoras. Este enfoque ha logrado recuperar especies locales como luciérnagas, lechuzas, búhos, lagartos, conejos, hurones y víboras de cascabel. La agroecología, según Pozas Cárdenas, es una forma de vida que exige responsabilidad y respeto hacia todas las especies.
“Lo más importante de la ecología es el respeto a las formas de vida y a la biodiversidad, la agroecología me permite tener en convivencia especies forestales, frutales y plantas aromáticas, pero eso no significa que alrededor no podamos tener animales o peces.
La agroecología abarca prácticamente todo el reino vegetal con el animal en convivencia”, apuntó.
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Son formas de contribuirle a la naturaleza
Pozas Cárdenas resalta que la cosecha de productos orgánicos, libres de agroquímicos, no solo mejora la salud del consumidor al evitar intoxicaciones, sino que también destaca por su calidad nutritiva, sabor, color y aroma.
Además, estas prácticas sostenibles contribuyen a la producción de aire y agua limpia, estabilizan la temperatura y embellecen el paisaje. La implementación de pequeños humedales en estos sistemas ayuda a purificar el agua mediante la filtración de contaminantes y sedimentos.
“El impacto es a gran escala, desde la parte social; porque vemos que las familias se pueden alimentar desde sus propios productos, en la parte económica los productos bien vendidos son de alta economía, en el punto de vista ambiental es el cuidado y la conservación y también se contribuye a que la atmósfera esté limpia, el suelo esté limpio y el agua esté limpia.
Son pequeñas grandes formas de contribuirle a la naturaleza lo que tanto nos da”, concluyó.
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