El diputado Max Correa consideró que “es necesaria una tregua con los taladores clandestinos, en la que ellos tengan garantizada su participación económica, pero de una manera legal, sostenible; eso es preferible a tenerlos en la cárcel o persiguiéndoles“.
Por su parte, Daniel Fabela Montes, de la organización de Pueblos Originarios del Bosque de Agua de Jilotzingo, exigió castigo a los taladores y mano dura, sobre todo, a los mandos medios y altos que coordinan a las mafias.
Pueblos Originarios del Bosque de Agua de Jilotzingo
Dijo Daniel Fabela que las organizaciones de taladores clandestinos son gente sin escrúpulos, del crimen organizado y han atentado contra el bien común y la integridad de las personas.
Muchos de los taladores son integrantes de la delincuencia organizada, “los tienen a raya, dándoles motosierras, vehículos, droga, armas y exigiéndoles ciertos metros cúbicos de madera diariamente”, explicó.
“Quizás la gente de abajo no tenga tanta culpa, pero los de arriba, los que manda, pertenecen a las mafias, que no solo se dedican a talar árboles, sino que también extorsionan, cobran piso y secuestran”, enfatizó Fabela Montes
“Han dañado muy fuerte los ecosistemas del bosque de agua del Estado”, insistió
Ofrecer otras alternativas de empleo
El diputado Max Correa, señaló que muchos de ellos buscan una manera de tener ingresos y no la han encontrado, no se les ha ofrecido hacerlo de una manera legal. “No se les debe perdonar, pero se les deben dar alternativas y apoyos productivos, como el programa sembrando vidas, con árboles acordes para la región”, comentó.
Por eso, comentó, se les deben generar incentivos para que sea de manera legal, “tal como dice el presidente de México, bajo los principios de todo por la razón, la conciencia y el derecho y nada bajo la represión”.
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Tala inmoderada es producto de la corrupción
Reiteró Max Correa que el problema de la tala inmoderada es producto de la corrupción, pero con un gobierno que no sea corrupto, como el que va a encabezar la maestra Delfina Gómez, se van a generar las condiciones, los incentivos positivos para que los grupos de talamontes dejen tener el espacio y las condiciones para destruir los bosques.
Seguramente la corrupción los mantiene en esa posición, dijo, pero cuando ya no hay un gobierno corrupto, tendrán que generarse otros incentivos para el aprovechamiento sostenible del bosque y no para su destrucción.
Destacó finalmente que se debe beneficiar a los que se dedican hoy de manera ilegal a la tala clandestina y a favorecer a quienes lo hacen de una manera adecuada, lo que beneficiará los bosques que hemos deforestado.
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DB