Llegó la hora de la verdad. Este lunes los ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación elegirán a quien dirigirá los destinos del máximo órgano impartidor de justicia del país los próximos cuatro años. Imposible tratar de adivinar quién de los cinco hombres y mujeres inscritos resultará electo, aunque es evidente que todas las miradas estarán puestas sobre la ministra Yasmín Esquivel, envuelta las últimas dos semanas en el escándalo derivado del, ya no hay duda, plagio cometido en torno a la tesis que sustentó cuando buscaba el título de abogada por la FES-Aragón.
Fue el propio rector de la UNAM, Enrique Grauer, quien sin tanto rodeo dejó en claro que las pruebas analizadas hasta el viernes por el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES-Aragón, establecían, sin lugar a duda, que sí hubo plagio; este se realizó sobre la tesis sustentada en 1986, es decir, no sobre la presentada por la ahora ministra Esquivel. Sin preámbulos, que la plagiadora fue ella.
En los últimos días y horas ha corrido mucha tinta y miles de mensajes en las redes sociales se han pronunciado sobre el tema que quedará finiquitado una vez que el Comité de la FES-Aragón emita su resolutivo. En tanto, los ministros de la Corte tienen la obligación de elegir este lunes al nuevo presidente o presidenta de la SCJN. Es una fecha impostergable, y como se dijo líneas arriba, la elección es de pronóstico reservado.
Podría ocurrir que, pese a la polémica y a las aparentes pruebas que señalan a la ministra Yasmín Esquivel como plagiadora, esta sea elegida por sus compañeros para presidir la Corte. El problema para ella es que su reputación ha quedado manchada. La sospecha y desconfianza serán lo que marque su presidencia al frente de la Corte más allá del trabajo que logre realizar desde ese cargo. El descrédito se ha acrecentado o maximizado por la postura que ha asumido en estos días previos a su posible elección.
Esquivel ha sido víctima de sus propias contradicciones. Primero negó, luego dijo que ella había sido la plagiada; más tarde su equipo obtuvo una declaración notarial del supuesto plagiador en el que aceptaba haber copiado una tesis que aún era proyecto. El mismo rector en su comunicado del viernes estableció que lo anterior constituye una contradicción que amerita aclararse.
El tema corre en dos pistas. Por un lado, debe clarificarse quién mintió, quién plagió y las consecuencias de ese robo de ideas. La otra pista tiene que ver con la elección del presidente o presidenta de la Corte. Los ministros tienen la obligación de elegir a alguien probo, con las mejores calificaciones en todas las áreas de su vida, pública y privada. Preparado jurídicamente, sí, pero también con la calidad moral indispensable que no deje lugar a dudas de que su proceder del pasado será similar al que ejercerá en el futuro. La sospecha de un plagio no es una buena carta de presentación en ese sentido.
REBURUJOS
En dos días se dará el banderazo de salida que marca el calendario electoral para la renovación de la gubernatura en el Estado de México. Partidos políticos y autoridades electorales entran a un proceso que luce complicado, pero que se confía llegue a buen puerto dentro de seis meses.
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