La zona arqueológica de Teotihuacán fue abarrotada por cientos de familias que aprovecharon el fin de semana para pasear en el único sitio que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mantiene abierto en el Estado de México.
La asistencia se da en medio de múltiples cuestionamientos por el regreso a clases presenciales que podrían representar un riesgo a contagiarse de Covid-19.
“Mi hijo toma clases en línea, pero venir a las pirámides es una oportunidad para que salga de casa y salir del encierro”, reconoció una de las paseantes.
Enormes filas de autos y de personas se observaron desde muy temprano en los cinco accesos al sitio arqueológico ubicado en el Valle de México.
Niños, jóvenes y hasta adultos mayores recorrieron la Calzada de los Muertos y las plazas de las pirámides del Sol y de la Luna, muchos con la intención de cargarse de energía.
Se tratan de seguir las medidas de salud
Como parte de los protocolos del INAH, en las escalinatas de los monumentos se colocan recipientes con gel antibacterial y sanitizante para que sea usado por los paseantes.
Los comerciantes que han visto mejoras en sus ventas, también aplican medidas sanitarias y obsequian cubrebocas.
Las lluvias ha propiciado el crecimiento de la maleza sobre los basamentos piramidales, incluyendo la del Sol, que luce un poco descuidada.
Ahí los trabajadores del INAH hacen algunas labores para retirarla con las manos, pues está prohibido usar herbicidas para no dañar los vestigios y restos de valor cultural.
NEF
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