Quienes viven expuestos a violencia doméstica, no solo se enfrentan a las agresiones de su atacante, también deben superar problemas anímicos como depresión y ansiedad.
Hasta psicosomáticos como colitis, gastritis, dermatitis y fobias, afirmó el psicólogo Alejandro Gutiérrez Cedeño.
El coordinador del Centro de Estudios y Servicios Psicológicos Integrales (CESPI) de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) detalló:
Que no existen características psicológicas específicas para identificar a una víctima, ya que cada caso tiene sus particularidades formadas desde su historia de vida.
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Comentó que las personas que se enfrentan a agresiones dentro del hogar justifican estas conductas.
Además de sentir culpa, negar la situación y ser incapaces para identificar soluciones al problema.
Las víctimas de violencia doméstica no siempre denuncian
Puesto que se enfrentan a dependencia emocional, económica y/o psicológica que normaliza un entorno que no les ofrece bienestar.
Aseguró que, para romper con esta dinámica, terminar la convivencia con el victimario o denunciar, requiere la convicción de los miembros de la familia y de las víctimas de las agresiones ya sean psicológicos, verbales o físicos.
Lograrlos, dijo, no es tarea sencilla, ya que debe existir una ruptura en la estructura psicológica que permita a quien es agredido buscar nuevos ambientes de bienestar.
Se logra con el apoyo de amigos o familias y ayuda profesional
En este sentido, consideró que por muchos años el estigma social a los servicios de salud mental fue otro elemento que no aportó a que buscarán acompañamiento de psicólogos o psiquiatras.
Sin embargo, celebró que actualmente han aumentado las opciones para tratar el tema tanto en el sector público como en el privado.
“Y ya no se ve como algo malo o para quienes están ‘locos’, hay muchos especialistas calificados que pueden ayudar a que una persona de el paso necesario para dejar atrás la vida de violencia”.
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